Robert Smithson, en uno de sus más famosos manifiestos decidió enfrentarse al confinamiento cultural de un sistema artístico -representado principalmente por el artefacto-museo- que según sus combativas consideraciones escamoteaba al mundo lo bello. Como bien se sabe, durante los años 60-70 abundaron numerosas prácticas que de una manera u otra decidieron cuestionar dicha reclusión: para ello el arte decidió echarse a la calle.