La renovación en el pensamiento artístico del novecientos ha sido producida por la separación de la idea de arte a la idea de belleza y, en particular, de belleza absoluta: ¿qué absoluto se puede dar en un universo laico y relativista? Las filosofías constructivistas, posestructuralistas y posmodernas han determinado un progresivo abandono de las ideas esencialistas en las que se fundaban los paradigmas absolutos del arte: verdad y belleza.