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La Baronesa Elsa puede ser considerada “la primera Dada Americana"[1] y algunas investigaciones indican su posible presencia y algunas imprecisiones en relación a la historia de la autoría del readymade, atribuida incontestablemente a Marcel Duchamp. La amiga de Duchamp, Baronesa Elsa von Freytag-Loringhoven, en una época en que la presencia femenina, aunque tímida, estaba empezando a ser integrada en los movimientos artísticos, encontró en el dadaísmo y en la ciudad de Nueva York una rendija de libertad. Buscando todo tipo de transgresión, calcada del más puro origen –dada- libre de contaminaciones rígidas de tradición, el movimiento dadaísta se ampliaba abarcando artistas, poetas y literatos, entre hombres y mujeres, empezando en Zurich en 1916, pasando por Europa y llegando a Nueva York, donde Duchamp se establecía, trayendo consigo el aire de Paris. Intensamente performática, la Baronesa Elsa no separaba arte y vida, y tenía el hábito de recolectar objetos encontrados y darles títulos que alteraban su sentido. Hans Belting nota que la historia del arte siempre fue una historia del arte europeo y que en determinado momento surgió la necesidad por parte dos norte-americanos de reescribir la historia del arte, así como de incluir el arte de las minorías y, sobre todo, el arte de las mujeres. “Una historia despreciada lanzaba la acusación de que la historia oficial del arte habría sido simplemente inventada y reivindicaba para sí la revisión de esa historia”[2]. La biografía de la Baronesa Elsa fue rescatada inicialmente por Irene Gammel y Glyn Thompson en 2002[3] y ha sido ampliamente investigada, incluso planteando la hipótesis de que el concepto de readymade y, en especial, el episodio relacionado con la Fuente, puede haber sido atribuido a ella.
Fuente, 1917. Fotografia:Alfred Stieglitz
Sin embargo, la Baronesa Elsa, no pretendía ser vista como artista, no tenía la ambición de estudiar arte en la academia de Bellas Artes y tampoco practicaba estudios y copias de los grandes maestros, pero sí que era dadaísta. Fue directamente dadaísta, sin pasar por ninguna tradición histórica ni artística y, por lo que parece, se tomaba poco en serio - ¿y no seria este el mayor principio dada?. Tal vez por eso Jane Heap llegó a afirmar: “ella es la única de todo el mundo que viste Dadá, ama Dadá y vive Dadá”[4]. La Baronesa Elsa se dedicaba a crear esculturas con objetos encontrados por la calle y les ponía títulos. En 1913 encontró un anillo de hierro macizo de 80 milímetros de diámetro que transformó en la pieza Enduring Ornament. Otros ejemplos como Cathedral (1918) para un trozo de madera, o God (1917) para un tubo de drenaje conectado a una caja de documentos, siguen un procedimiento que condice con las estrategias readymade de Duchamp.
Baronesa Elsa. Enduring Ornament, 1917; Cathedral, 1918 y God, 1917.
La historia de la adquisición del urinario nunca fue completamente esclarecida: se creyó durante mucho tiempo que Duchamp compró el urinario en la tienda J.L. Mott Iron Works. Pero es sabido que en una carta del 11 de abril de 1917 a su hermana Suzanne él escribió que “una amiga con el pseudónimo masculino de Richard Mutt envió, como escultura, un urinario de porcelana para la exposición de los Independientes. Yo tuve que poner mi cargo a disposición y los beatos rumores van a correr en Nueva York”[5]. Recientes investigaciones apuntan que Duchamp no podría haber comprado el urinario porque en la época la J.L. Mott Iron Works no vendía este modelo en específico[6]. Esa carta nunca había sido leída hasta 1982, cuando fue publicada por el Archives of American Art Journal[7]. Los orígenes del urinario – la fuente de la Fuente- nunca fueron totalmente esclarecidos y Julian Spalding y Glyn Thompson despiertan sospechas acerca de la autenticidad del gesto de Duchamp. “Si Duchamp no sometió el urinario ¿por que fingiría más tarde que fue él? Después de la muerte de Elsa en 1927, olvidada y en una pobreza abyecta, Duchamp empezó a dejar que su nombre fuese asociado al urinario, y en 1950, cuatro años después de la muerte de Alfred Stieglitz, quien fotografió la Fuente original, él empezó a asumir la autoría”[8]. Según los autores, la razón para tal actitud fue que ya mucho se había investido sobre la figura de Duchamp, ya se habían escrito teorías académicas y curatoriales y el mito fundador del arte conceptual ya había sido creado, y se trataba de una importante contribución americana al modernismo. Glym sugiere que Duchamp no solo se apropió do gesto de Elsa, sino que también se apropió de su discurso, como se percibe en sus entrevistas[9].
La versión original de la Fuente, la de 1917, fotografiada por Alfred Stieglitz, se perdió y probablemente fue destruida, hay sospechas que acabó tirado a la basura. Perodespués que ese episodio ganase notoriedad se hicieron muchas réplicas. En 1950, para la exposición Challenge and Defy en la Sidney Janis Gallery, Duchamp autorizó a Janis a comprar un urinario en el Mercado de pulgas de Paris y lo firmó con letras prefabricadas. En este punto, observa Glym, “la réplica autentica el original perdido, lo que prueba que la autenticación solamente funciona si el autor de la réplica y del original es el mismo”[10]. Otras doce replicas fueron hechas por Ulf Linde con la autorización de Duchamp para la exposición Galerie Burén en Estocolmo en 1963. Nuevamente, el urinario fue originalmente firmado por Duchamp usando las letras. Y finalmente, en 1964 se hizo el tiraje más conocido de la Fuente, realizado por Arturo Schwarz, responsable de las series limitadas de muchas replicas de los readymades más importantes de Duchamp. Las piezas fueron presentadas por la primera vez al público en 1964 en una muestra en la galería Schwarz en Milan. Fue Duchamp, según Schwarz, quien primero tuvo la idea de hacer los tirajes. Él, escribe Tomkins, admitía que: “los readymades no eran “arte”. Eran objetos comunes manufacturados, y como los originales, casi todos, habían desaparecido, una copia podría servir igualmente para transmitir el mensaje”[11]. De la Fuente se hicieron ocho réplicas, todas firmadas por Duchamp con la fecha del original, la fecha de la réplica, el título, el número de edición y el nombre del editor ‘Galleria Schwarz, Milan’. Tomkins cuenta que “la Fuente fue rehecha por un ceramista milanés que trabajó con base en la fotografía del original, sacada por Stieglitz y publicada en la revista The Blind Man. Duchamp aprobó los dibujos de producción tanto para esta como para otras réplicas, resultando que cada una se volvió –suprema ironía- una pieza de escultura imitando un objeto manufacturado.”[12] En este momento por tanto, las réplicas pasaron a ser originales, autorizados y firmados por el artista: Marcel Duchamp. La hipótesis de que la Fuente hubiese sido enviada por la Baronesa a la Sociedad de los Artistas Independientes parece ser bastante viable, pero fue Duchamp quien posteriormente sustentó su discurso. Quién sabe si, si esta acción se hubiese realizado hoy en día, o sea, un siglo después, con la inclusión de mujeres en el medio artístico y social, podría haber sido atribuida al colectivo Elsa & Duchamp.
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[1] HEAP, Jane apud DURÁN, Gloria G. Baronesa dandy, reina dadá. Madrid: Díaz & Pons, 2013, Baronesa Elsa, p.107
[2] BELTING, H. Op. Cit., p.117
[3] GAMMEL, Irene. Baroness Elsa: gender, dada, and everyday modernity. Cambridge: MIT Press, 2002.
[4] HEAP, Jane apud DURÁN, Gloria G. Baronesa dandy, reina dadá. Madrid: Díaz & Pons, 2013, Baronesa Elsa, p.107
[5] TOMKINS, C. Op. Cit., p.207
[6] Cfr. SPALDING, J.; THOMPSON, G. Did Marcel Duchamp steal Elsa’s urinal? The Art Newspaper. Issue 262, Novembro, 2014 http://old.theartnewspaper.com/articles/Did-Marcel-Duchamp-steal-Elsas-urinal/36155. Acesso em 23/09/2015
[7] Cfr. SPALDING, Julian e THOMPSON, Glyn. Did Marcel Duchamp steal Elsa’s urinal? The Art Newspaper. Nº 262. Novembro, 2014. Disponível em: http://old.theartnewspaper.com/articles/Did-Marcel-Duchamp-steal-Elsas-urinal/36155. Acesso em 29/09/2016.
[8] Idem. Tradução livre da autora. No original: “If Duchamp did not submit the urinal, why would he pretend later that he did? After Elsa died in 1927, forgotten and in abject poverty, Duchamp began to let his name be associated with the urinal, and by 1950, four years after the death of Alfred Stieglitz, who photographed the original Fountain, he began to assume its authorship”.
[9]THOMPSON, Glyn em Entrevista na ocasião da exposição ‘A Lady’s Not A Gent’s’ no Summerhall Festival Disponível em https://vimeo.com/135561893. Acesso em 28/09/2016. (10:21)
[10] Idem. Tradução livre da autora. No original: “In that point the replica autenticates the lost original from with it draws it’s autentication because that only works if the author of réplica and original are the same” (4:05)
[11] TOMKINS, C. Op. Cit., p.473
[12] Ibidem, p.475