Parece haber cierto consenso, dentro del contexto local, de que hoy el arte debe producirse bajo los mismos protocolos que rigen cualquier otra actividad profesional: pensar un proyecto, delimitarlo, presupuestarlo, diseñar un plan de trabajo asequible y convocar discursos especializados que funcionen como garantes del dinero que va a ser invertido. Así, las ideas artísticas salen a las pistas en función de convocatorias o invitaciones personales -que son los momentos en que nos sentamos a escribir proyectos- y una vez materializadas se compila prolijamente su documentación en catálogos y portafolios. Luego de indexadas, son consumidas de la misma manera: como un producto empaquetado e impoluto, cuya organización consiste en cinco líneas de sinopsis y un par de imágenes de respaldo. Se trata, en cualquier caso, de un modelo de circulación que hoy atraviesa la industria cultural y que ha sido implementado también -de un tiempo a esta parte- por las estructuras públicas de financiamiento y promoción de artistas emergentes de Catalunya.
EVA 4, el proyecto que Aníbal Parada (Buenos Aires, 1978) presentó desde mediados de Mayo hasta mediados de Junio en el Espaidos de la Sala Muncunill de Terrasa, concede una impresión semejante: se enuncia como un paquete cerrado de signos, como un gesto concebido de una vez. De manera esquemática, el proyecto consiste en la realización de cuatro visitas guiadas a la Sala Baluard, un espacio de venopunción asistida ubicado en Barcelona, en el interior de las históricas murallas Drassanes. Los asistentes a la exposición tienen oportunidad de informarse sobre las visitas consultando una serie de datos que solo se encuentran detallados en el interior de la propia muestra, en un cartel colgado de una de las paredes. Se trata del único objeto instalado como pieza. Lo que se propone asi es un desplazamiento literal en donde es el propio formato expositivo el que asume el papel de mediación, de mecanismo de organización de los públicos. El proyecto brinda, al mismo tiempo, la posibilidad de adentrarse en una realidad institucional oscurecida -a la que por otras vías difícilmente tendríamos acceso- y propone un registro de participación intensa, en el cual el espectador renuncia a sus comodidades y pone el cuerpo al servicio de la experiencia. Lo cierto es que si nos asomamos al itinerario que debió de recorrerse para llegar hasta esta propuesta final, el packaging se fisura y el trabajo se expande, saliéndose completamente de su cauce.
Antes de EVA 4 Parada hizo dos propuestas escritas que fueron denegadas. La primera consistía en llevar parte del mobiliario de la Sala Baluard a la sala de exposiciones e invitar a una serie de drogadependientes a que se inyectaran heroína. En simultáneo, el Espaidos funcionaría por un día como una narcosala convencional -abierta a los usuarios de Terrassa- y la propia directora de Baluard daría una charla informativa a los vecinos del barrio. Los residuos de las acciones, más un pequeño registro fotográfico, funcionarían como material expositivo durante el resto del mes. Esta primera idea, una suerte de collage de instituciones públicas -y de versión extrema del Kairos1- fue rechazada unos meses antes de la muestra por resultar incompatible con el perfil de la sala. Frente a la negativa, y a fin de darle un giro de tuerca que potenciara el planteamiento anterior, Parada formuló una acción denominada Limpieza Controlada, cuyo argumento era contratar a personal del servicio de limpieza vial del Ayuntamiento de Terrassa para que, con un camión y 10.000 litros de agua, "lavase" el Espaidos. La resolución expositiva era la misma: huellas mínimas (manchas, rugosidades en las superficies, lamparones en el suelo, etc.) orquestando el espacio vacío y registro fotográfico recreando escuetamente el acontecimiento.
Lo cierto es que más allá de la concatenación de obstáculos -que continuaron y que finalmente dieron lugar a la presente versión del trabajo- lo que aparece aquí es un proceso abierto de negociación que desborda por completo la capacidad narrativa del formato proyecto. El modelo de embalaje que mencionábamos más arriba se presenta, a la hora de aproximarnos a la propuesta, como inoperante. Así, lejos de pensar EVA 4 como una pieza autoconclusiva sobre la gestión de los públicos, los experimentos sanitarios del ayuntamiento o el habitus de los heroinómanos, se trata de visualizarla como un marco dilatado de fricción política y aproximarnos a ella desde sus obliteraciones ¿Qué pasa, por ejemplo, con todos los procesos que se activaron y que incluyeron decisiones puntuales y operaciones políticas concretas? ¿Qué pasa con todo el material que fue descartado? En este sentido, la mayor destreza del proyecto ha sido poner en tensión parte de los aparatos de promoción cultural "joven" mediante unas propuestas que visibilizan ya no solo a sectores marginados del espacio social, sino a los propios contornos institucionales donde estas son inscritas. Asi, son las políticas culturales del ámbito local las que resultan interpeladas: ¿Cuáles son los límites con los que debe lidiar un artista emergente en una superficie de visibilidad a pequeña escala como podría ser Art Jove, Miquel Casablancas, las convocatorias del Centre Civic Can Felipa o el propio ciclo del Espaidos de la Sala Muncunill? ¿Qué es lo que no está permitido hacer?
EVA 4 nos posibilita imaginar todos los amarres y los sistemas de fuerzas que subyacen a las fuentes de financiación del arte joven local. Queda pendiente revisar como esos antagonismos emergen a la esfera de lo público.
1 Eje del ciclo de exposiciones del Espaidos durante todo el 2009. Ver http://kairosterrassa.blogspot.com
Puede tambien leer en InterArtive: HERMAN BASHIRON MENDOLICCHIO & LUCILA VILELA, "EVA4 - Espacio de Venopunción Asistida", InterArtive #11, July 2009, https://interartive.org/2009/07/eva4-anibal-parada