1ª parte: Interartive #4
Arriba, de izquierda a derecha | Ayidin Aghdashloo: Situation I, 1961 - Situation VII, 1977 - Years of fire and snow, 1980 (1) - Years of fire and snow, 1980 (2)
Abajo, de izquierda a derecha | Giorgio De Chirico: El profeta, 1915 - Duo, 1915 - Las Musas Inquietantes, 1925 - Hector y Andromaca, 1917
Aghdashloo / De Chirico
En la serie de pinturas Occidentales del pintor iraní Aghdashloo, y en especifico en la de las Situaciones y en la que va bajo el nombre de Years of Fire and Snow (Años de Fuego y Nieve), que van a partir de los primeros años 60 hasta los 80, encontramos una iconografía típicamente a la De Chirico, donde el rostro de los personajes representados asume la forma de un maniquí, de un fantoche.
Pintor italiano nacido en Grecia, Giorgio De Chirico se le puede considerar como el creador de la pintura metafísica. Hijo de padres italianos, empezó sus estudios de pintura en Atenas y después continuó su formación en Munich. En la ciudad alemana conoció la pintura enigmática de Arnold Böcklin y los aguafuertes que representan mundos extraños y de fantasía de Max Klinger. La filosofía de Nietszche y de Schopenhauer, además de la obra de los pintores simbolistas, influencian fuertemente el pensamiento de De Chirico y le llevan hacia la elaboración de una obra pictórica en la que aparecen extrañas atmósferas que el poeta francés Guillame Apollinaire calificará de metafísicas.
En 1911 De Chirico se traslada en París, ciudad en la que empezará a desarrollar y experimentar diferentes técnicas y métodos artísticos.
Produce muchas obras plásticas y escribe un tratado de técnica pictórica; trabaja mucho sobre el tema de las perspectivas, recupera el mundo clásico de la antigua Grecia, las ruinas romanas y desarrolla estos iconos con una exquisita visión moderna. Los dos autores que aquí relacionamos, Aghdashloo y De Chirico, encuentran el mismo interés hacia el Renacimiento y todo lo que esa época comportó a nivel creativo y artístico. Aghdashloo utiliza los modelos del Renacimiento para desarrollar sus capacidades técnicas y para intervenir sobre ellos con sus propios elementos y aportaciones. De Chirico considera el siglo del Renacimiento como un fenomeno de bellezza metafisica y explica: "In questo secolo di faticoso lavoro compiuto attraverso tutto il medioevo, i sogni di mezzanotte e i magnifici incubi di Masaccio o di Paolo Uccello si risolvono nella chiarezza immobile e nella trasparenza adamantina di una pittura felice e tranquilla, ma che serba in sé un'inquietudine come nave giunta al porto sereno d'un paese solatìo e ridente dopo aver vagato per mari tenebrosi e traversato zone battute da venti contrari. Il Quattrocento ci offre questo spettacolo, il più bello che ci sia dato godere nella storia dell'arte nostra, d'una pittura chiara e solida in cui figure e cose appaiono come lavate e purificate e risplendenti d'una luce intensa. Fenomeno di bellezza metafisica cha ha qualcosa di primaverile e di autunnale nel tempo stesso"[1].
De Chirico desarrolla un estilo propio que por tener un carácter onírico, por crear formas y perspectivas fuera de lo normal, que por ser en su composición fuera de los cánones y de los contextos clásicos, fascinó mucho a los surrealistas.
En 1917 regresa en Italia y ese mismo año funda la Escuela Metafísica, de la que hacen parte también los pintores Carrá, De Pisis y Savinio, este último hermano de De Chirico.
El enigma, el misterio, el símbolo, la metáfora, son estos los elementos verdaderos que se esconden detrás de las arquitecturas o detrás de los personajes míticos que aparecen en las pinturas tanto de De Chirico cuanto de Aghdashloo. Como explica el pintor italiano: "Le architetture e gli oggetti collocati nello spazio secondo prospettive multiple perdono il loro significato comune e diventano simboli o metafore di concetti nascosti dietro l'apparenza del mondo visibile. La metafísica diventa la scoperta del mistero che si cela negli aspetti più comuni del vivere, davanti ai nostri occhi" [2], al mismo tiempo las pinturas de Aghdashloo hablan, metafóricamente, de conceptos escondidos, de ese tiempo oscuro y difícil, de las Memorias de la destrucción, representados por rostros amorfos, como los maniquíes de De Chirico, o por rostros bendados o borrados.
Uno de los elementos más utilizados por De Chirico, y sin duda uno de los más fascinantes, es el maniquí. "Il manichino di De Chirico più che un personaggio vero e proprio è un veicolo plastico. La sua struttura è complessa ed elementare. È una macchina ma è anche un essere soprannaturale, uno scheletro ragionato, una specie di androgino matematico composto di squadre, con una testa ovale senza lineamenti o con un profilo proiettato. Ha qualcosa di solenne e di conturbante. L'involucro di un eroe antico o futuro non ancora identificato"[3]. La simbología del maniquí, el hecho de ser por si mismo un objeto o un sujeto no identificable, deja mucha libertad a la imaginación, mucho espacio al enigma y a las interpretaciones. Es, probablemente, tanto por cuestiones técnico-formales cuanto por sus elementos interpretativos, que Aghdashloo integra en su obra pictórica el icono del maniquí.
Las Ilustraciones
Entre las diferentes obras artísticas creadas por el iraní Aydin Aghdashloo, podemos decir que las Ilustraciones son las que tienen más afinidades con las temáticas y con los elementos iconográficos típicos del Surrealismo.
Es aquí donde se nota mayoritariamente la influencia del movimiento encabezado por André Breton, ese movimiento de vanguardia que contribuyó, a principio y durante el siglo XX, a difundir un concepto del Arte más onírico, más vinculado al sueño, un concepto del Arte y de la vida misma que fuera verdaderamente más allá de lo real; y fue a partir de estos presupuestos que se desarrolló este movimiento y se construyó una nueva dimensión: la dimensión surreal.
La experiencia surrealista fue total.
La pintura, la escultura, la arquitectura, la música, cualquier expresión de vida cotidiana ha sido afectada por las ideas y por las prácticas surrealistas. Los que formaron, concientemente o inconscientemente, este movimiento, venían considerados a veces genios, a veces locos o a veces las dos cosas. Las obras de artistas como Joan Miró, Salvador Dalí, André Massón, Max Ernst y de otros surrealistas, tienen siempre una estrecha relación con algo enigmático, con algo que no está claramente explicado, con algo relacionado con la psique del artista. Obsesiones, paranoias, manías, trastornos, son elementos bastante típicos del paisaje surrealista. Hay que mencionar de hecho la profunda relación que el Arte surrealista tiene con las teorías del psicoanálisis desarrolladas por Sigmund Freud y por Lacan, teorías que de hecho fascinaban e interesaban a muchos surrealistas.
La relación con la tierra, los animales, los insectos, los pájaros, la metamorfosis, los elementos sexuales, las atmósferas irreales y asombrantes, los signos y todo lo que conlleva sus interpretaciones, son solo unos cuantos aspectos típicos de la iconografía surrealista.
A partir de estos elementos es posible acercar las Ilustraciones del artista iraní Aydin Aghdashloo a las múltiples experiencias del movimiento surrealista.
La influencia que los iconos y las teorías de estos diferentes artistas de vanguardia han tenido sobre él, es bastante evidente, sobre todo si consideramos el hecho que en el Museo de Arte contemporáneo de Teherán, Aghdashloo ha podido ver y estudiar obras de artistas como, entre otros, Dalí, Ernst y Miró.
De izquierda a derecha | Ayidin Aghdashloo: Poster for Movie-Hadji-Washington, 1981 - Cover design for a collection of poems, 1987 - Casette cover, 1981 - Calvino's II-Barone rampante, 1983
[1] Barile, Massimo, "Giorgio de Chirico: l'Uomo e l'Artista nel mondo metafisico", en: "Il Club degli Autori", n.115-116 - Marzo - Abril 2002.
On-line: http://www.club.it/autori/rivista/articoli/114-115/articolo.html
[2] Ibid.
[3] Ibid.