El cumpleaños del niño perverso | SÉRGIO MEDEIROS

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El juego de Cláudio Trindade, un artista maduro, es un juego limpio, pero siempre tenso y desconcertante.

Me gustaría reflexionar sobre eso, aunque brevemente. Las imágenes contundentes hablan por si mismas...

 

Voy a proponer una pequeña ficción...

 

Cláudio Trindade. Que tiro foi esse? 2020

La bala de calibre no perfora el bloque, es el revólver que se hunde en el bloque, como si éste fuese una gelatina o un pastel de cumpleaños. Al final, todo gira, me parece, en torno del universo infantil...

Tal vez el revólver sea también muy antiguo, y acabe de ser exhumado del pastel. Sin embargo, el revólver está impecablemente limpio, y es de juguete. Nada es decisivo, todo es ambiguo en esa fiesta inquietante.

La fiesta de cumpleaños es un juguete repleto de paradojas, y no se sabe bien lo que se celebra -- ¿qué niño, amante de las armas, se está festejando aquí?

 

Cláudio Trindade. Outra coisa quer o punhal, 2020.
 

El puñal también está pegado en el bloque, o sea, en el pastel de cumpleaños. Es un juguete, sin dejar de ser, por supuesto, un arma amenazadora. Amenazadora, sí, a pesar de su apariencia festiva. ¿El puñal tumbado no nos acuerda a un bicho de goma o de tela, digamos una lagartija adormecida con su cola exótica?    

Cláudio Trindade. Vice-versa, 2019

Las flechas sanguíneas disparan una contra la otra, o contra el potencial cumpleañero, puesto entre ellas... Son como chispas saliendo de la vela encendida sobre el pastel... Los bordes carmesí del cuadrado son las cuerdas de dos arcos, y ese cuadrado es la mesa de la fiesta, con el pastel en el centro, y delante del pastel, el cumpleañero ausente-presente...

Y esa mesa tal vez esté dentro de un salón, no un salón cualquiera, sino un campo de fútbol, un campo de juguete de un blanco impecable... ¿Donde está el verde de los estadios brasileños? es para preguntárselo.. Un campo levemente sucio, pues la fiesta asombrosa acaba así: se esparcen manchas al rededor del cumpleañero, un niño ahora apenas sudad, tal vez herido... ¿No conocía los riesgos?

 

Cláudio Trindade. artilharia

El juego se jugó: balas dulces se lanzaron contra el blanco, y el blanco es el campo de fútbol, que es el salón donde está la mesa hecha de flechas con un pastel y una tarta en el centro; el revólver y el puñal emergen, son el relleno de las golosinas brasileñas en una fiesta aséptica, nada alegre, pero rara, como una pesadilla... 

Una pesadilla al mediodía, clarísimo, pero muy fría. ¿El alma del niño no estaría congelada?

 

* Sérgio Medeiros es poeta, artista visual y ensaísta.