El Arte Político de Tania Bruguera | SHEILA ADÁN LLEDÍN

Body: 

 

"Quiero que la gente recuerde
la obra de arte no como una imagen
sino como una experiencia"

 

Tania Bruguera, nacida en La Habana en 1968, es una de las artistas contemporáneas más reconocidas que usan el performance como parte vital de su creación. Se crio fuera de Cuba ya que sus padres trabajaban fuera para el gobierno. Más adelante se fue a Cuba donde estuvo rodeada por las contradicciones entre propaganda y realidad desde edad temprana. Ella canaliza estas tensiones en la creación de sus obras que navegan entre los dos. En 1997 se trasladó a Chicago y actualmente divide su residencia entre esta y su ciudad natal. En Estados Unidos tuvo una educación clásica. Realizó estudios en la Escuela Elemental de Artes Plásticas, el Instituto Superior de Arte de La Habana y en el Instituto de Arte de Chicago ​donde también impartió clases entre 2003 y 2010. Participó en eventos artísticos internacionales como las bienales de Venecia, en museos y centros de arte como en Tate Modern. Ha tenido una gran influencia en el arte como performance, compromiso social y activismo, ambos dentro y fuera de América Latina.

En 2015 fundó el Instituto de Artivismo Hannah Arendt (instar), que se describe a sí mismo como «un instituto en Cuba y una plataforma en línea que acoge a artistas y activistas internacionales para fomentar la alfabetización cívica, activista y el cambio de políticas en Cuba». En1998 fundó la Cátedra de Arte Conducta (Behavior Art School) en La Habana, que introdujo conciencia política en el arte de performance y sirvió como alternativa a los formularios existentes de enseñar arte en Cuba en ese momento. En 2012, con el apoyo de la organización pública de artes Creative Time y, más tarde, del Queens Museum of Art de Nueva York, lanzó Immigrant Movement International, una organización sin fines de lucro para los derechos de los inmigrantes, involucrando a las comunidades locales e internacionales, así como funcionarios electos y artistas centrados en la reforma migratoria. Examina las crecientes preocupaciones sobre la representación política y las condiciones que enfrentan los inmigrantes[1].

Ella ha reconocido que le han influido artistas cubanos de los ochenta como Carlos Cárdenas, Flavio Garciandía, Glexis Novoa, Lázaro Saavedra, José Ángel Toirac y el grupo Arte Calle[2]. Estos fueron algunos de los artistas más polémicos y de mayor orientación política de los ochenta. Otra fuente fundamental de inspiración fue Ana Mendieta.

Es interesante ver de dónde viene el ámbito de las performances antes de comenzar a hablar de la artista. En este sentido hay que entender la historiografía más aceptada y repetida desde la acción. Para ello hay que ir a los años 50-60 donde se produce un boom tanto de las performances como de los happenings y otros accionismos. Es el legado de Pollock y de Allan Kaprow en 1958 al hacer estas acciones lo que motivaba a los artistas a salir del cuadro. Con esto él quería hacer que dejásemos de mirar aquello considerado como arte como la pintura y que prestemos atención a otros ámbitos de la vida. Ya no usan los materiales típicos y esto implica un redescubrimiento de la realidad, todo se convierte en material para ese arte nuevo. Todos los debates de que arte es mejor desaparecen. Los artistas son simplemente artistas, sin excepción. Apertura hacia la vida. Nos encontramos con el tema del vínculo entre arte y vida, se integra todo aquello que pertenece a la vida en el mundo del arte. Esto es lo que hace Tania, convirtiendo la política en arte.

Dentro de todo esto hay que presentar también brevemente el contexto cubano en ese momento ya que el arte siempre ha estado muy unido a la política en Cuba y no se puede comprender a Tania ni su obra sin hablar del contexto cubano, siendo una artista muy censurada por el régimen cubano al hacer grandes críticas a Fidel Castro. Cuba ha sido un país con continuas tiranías por parte del poder cubano con Gerardo Machado, Fulgencio Batista y Fidel Castro (1959-2008). Estas dictaduras no eran nada buenas para los artistas contemporáneos ya que tenían de su parte a la clase culta más retrógrada, a gente conservadora de la Academia. Además de la corrupción, habrá muchas revueltas políticas y movimientos en contra del estado.

Cuba es un país que hizo una revolución muy simbólica y se metió en la vida de cada ciudadano. El arte estuvo desde muy temprano en manos del Estado. El Estado quería cambiar la sociedad, el arte resultó ser más útil e influyente de lo que nadie se hubiera imaginado. Hay una consigna muy utilizada en Cuba que dice: “El arte es un arma de la Revolución”.

La artista vivió fuera de Cuba cuando era pequeña, estuvo dentro de una embajada donde se hablaba de una Cuba que no era la de verdad. Más tarde cuando se fue a Cuba intentó ver lo que tanto la habían vendido, pero no lo encontró, por ello Tania siempre ha tratado de desestructurar el espacio que hay entre lo que se dice y lo que se hace. Para ella actualmente en Cuba interesa un arte que no sea crítico, un arte apolítico y cómodo para la institución, que no se meta en problemas dentro de Cuba y señale que estamos en sintonía con los discursos artísticos de fuera. Cuba favorece un arte superficial generado por personas que no están interesadas en mostrar la realidad cubana. Además, según la artista hay un gran interés institucional por el mercado del arte, lo que conlleva que la calidad de una obra se basa en su relación proporcional con su valor en el mercado. Pero hay muchos artistas que rechazan esto e intentan hacer un arte como instrumento para el cambio social[3].

La inclinación hacia el arte político en Cuba fue introducida por una nueva generación de artistas que, en los años ochenta, transformó el status oficial modernista, centrado en la ideología, nacionalista y conservador de la década anterior, liberando la escena y renovando la cultura del país. Los años ochenta se consideran la Edad de Oro del arte cubano, hasta el punto de haberse convertido en un mito. Hay que tener en cuenta que en el campo artístico de Cuba desde los años 90 (pero iniciado en los años 80), es cuando se cede un espacio de cierta tolerancia crítica. Esta pequeña apertura funciona como una especie de compensación de las limitaciones y restricciones para sitios de debate crítico, libre expresión, ausencia de medios de prensa y televisión independientes en la isla[4]. Fue un período de energía artística muy intensa y transformadora, y también de debate conceptual, crítica social y apertura a tendencias internacionales. Prevaleció un arte de ideas, con inclinaciones neoconceptuales y postmodernas. El performance, iniciado a fines de los setenta por Leandro Soto, fue importante en ese momento.

En 1984 se inició la Bienal de La Habana, que estableció la ciudad como el primer espacio donde se exhibía y debatía el arte contemporáneo de África, Asia, el Caribe, América Latina y el Oriente Medio, es un evento pionero en promover la circulación del arte internacional[5]. Fue en los años noventa, cuando se destacó verdaderamente, Bruguera fue parte de la continuación de ese proceso artístico al que se ha llamado Nuevo Arte Cubano. Pero a finales de los noventa, dos acontecimientos cruciales condicionaron la escena artística de la década en Cuba. Uno fue el retroceso represivo resultado de que el arte político sobrepasó el grado de crítica que el gobierno era capaz de tolerar. El otro fue la diáspora masiva de los artistas de los ochenta, motivada por esta nueva situación y las restricciones legales que obstaculizaban su movimiento internacional. El arte crítico no desapareció, pero la generación de los noventa, a la que pertenece Tania, fue en general menos intensa en ese sentido.
 

Los principales temas que trata Tania

Gran parte de su obra es temáticamente sobre Cuba, toma de la cultura y la historia de la isla y tiene como objetivo los problemas del país.

Tania se ha centrado en temas de poder y control desde el principio de su carrera artística, y ha sido durante mucho tiempo un abogar por la libertad de expresión, una posición que a menudo la ha puesto en desacuerdo con el Gobierno cubano[6].

También trata mucho el tema del racismo y busca soluciones. Dice que esto cambia con la presencia, esta presencia es primordial, ya que una persona se llega a olvidar de donde viene otra persona si está siempre con ella. Como muy bien dice ella la integración no es tener miedo de enriquecer nuestra cultura de otras culturas, la inmigración es una cuestión de tolerancia, de ambos lados.
 

Forma de trabajar de Tania[7]

La artista aprovecha los vacíos para hacer sus propuestas. El arte es propuesta, se observa y se reproduce. Para ella es muy importante aprovechar el momento de discontinuidad política. Es decir, cuando en un gobierno se hace un parón, aprovecharlo, por ejemplo, ahora está intentando trabajar con el tema de Trump, el problema es que Trump es una continuidad.

Hay que saber qué hacer con las oportunidades de poder para no convertirse en lo que uno critica, muchos artistas consiguen tener tanto poder que se les olvida la razón por la que comenzaron a ser artistas, se les olvida la crítica que hicieron y pasan a convertirse en lo que criticaban, y esto mismo también pasa con los políticos. Los artistas en Cuba siempre han tenido el privilegio de poder decir las cosas que otros no podían, han podido hacer cosas que no puede hacer el cubano de a pie. Lo importante es que sepan qué hacer con estos privilegios y para qué se usan. Tania quiere despojarse del poder y darlo para que la gente sepa que lo tiene y pueda usarlo. En Cuba, las artes han operado como uno de los muy pocos espacios críticos tolerados hasta ciertos límites, siendo así, Tania, parte de un movimiento general en la cultura cubana.

Una vez que la gente sabe el poder que tiene si se junta se pasa a un estado horizontal, es decir, movimiento y revolución para luchar por sus derechos sin dejarse pisotear. Una vez que la gente está ya en ese estado horizontal ya no quiere volver atrás y de ahí las manifestaciones, por eso lucha Tania. Ese estado de horizontalidad podría ser por ejemplo el hablar sin censura, una vez que te acostumbras a hablar sin censura ya no se puede volver a atrás, y esto es lo que le gusta a Tania, por ejemplo, lo vemos en la obra El susurro de Tatlin #6 que hace en el instituto Dam, en la que dejó que cualquier persona hablara o hiciera lo que quería durante un minuto. Con esta obra habla de la censura en internet en Cuba, dialoga con el pasado ya que hay una paloma que se le pone a cada participante, emulando un discurso político que Fidel Castro hizo cuando llegó a La Habana. Hay dos chicos vestidos de militares a los lados que van expulsando a la gente cuando pasa el minuto. Se ve a gente durante un minuto sin censura ni interrupción, y esto es lo que gusta, la gente se emociona y quiere salir a hablar, este es un ejemplo claro de lo que Tania quiere hacer con su arte, demostrar a la gente lo que es capaz de hacer, el poder que tiene ayudando a transformar la realidad social y política en la que vivimos. Las fronteras entre espectadores, participantes y contexto de la obra quedan incluso desdibujadas y todos empiezan a jugar desde posiciones muy similares. Esta obra logró aprovechar los privilegios del arte (aura, tolerancia, atención internacional) para hacer posible lo imposible en Cuba: una tribuna pública libre. Al día siguiente, el Comité Organizador de la Décima Bienal de La Habana publicó una proclama oficial condenando el performance en los términos y el lenguaje más autoritarios. Esa declaración completó el círculo semántico de la obra, dejando ver su impacto político.

Esta obra fue exhibida por los canales de televisión cubanos de Miami, que son vistos en la isla casi siempre por retransmisiones ilegales. Estos canales tienen contenidos referentes a la política actual de la isla, criticándola. La obra, incluso insertada dentro de un espacio del arte y teniendo como mayoría de audiencia a un público acostumbrado a este ambiente, rebasa estos límites y se adentra en espacios de convivencia cotidiana. Sin que eso sea una novedad en la historia del arte, en este caso la obra se activa, fundiéndose con este espacio/memoria social y cívico[8].  

Quiere poner al espectador en el lugar de colaborador. Ella hace la performance a un público pasivo para que reaccione a ella, la transformación que ella busca se hace cuando el trabajo produce un pensamiento crítico que conduce a una acción por parte del público que pasará a ser activo. Eso es transformador y de esta forma hace que sea útil y que tenga una función. Para ser parte de la obra uno tiene que usar la obra. Divorcio entre la manera de hacer la obra y de presentarla ya que se vuelve a lo conservador. Hay que ver el arte como un prototipo. Tania hace sus performances de un modo polémico, para desafiar y provocar y eso es lo realmente interesante. Antes de sus performances Tania siempre va a tener en cuenta los miedos políticos, la historia y sus contradicciones y finalmente el mundo afectivo del colectivo. Estas son las propuestas para hacer un arte efectivo. Pero además antes de hacer la obra, Tania considera que debemos preguntarnos lo siguiente:

-       ¿Para quién? Para el público.

-       ¿Con qué? Por ejemplo, con el miedo.

-       ¿Cómo? La forma de hacerlo mediante este vacío creando una semántica.

-       ¿Qué nuevo contenido/ significado vamos a darle a esto?

Dentro de todo este tema encontramos según ella cuatro elementos por orden, primero la política, luego la especulación, a continuación, el artista y finalmente el ciudadano. El artista proyecta mediante un comentario lo que está ocurriendo para que el ciudadano lo vea y entre todos hagan algo. Ese comentario que el artista hace es la obra de arte, en la que sintetiza, muestra su visión, transforma lo que ocurre en un símbolo y comenta historias que ya sabemos. Hará este comentario durante el intervalo vacío aprovechando la discontinuidad. Quiere hacer una semántica en ese vacío.

Según ella cada parte de la que se compone la obra tiene una función: el autor o defensor de la obra tiene la función de ver; el instigador de ser; el organizador u orquestador de hacer; la obra de arte, caso de estudio de transformar y la producción, implementación, conservación, sostenibilidad, estética y est-ética de implementar.

Como artista Tania trata de reclamar ese derecho cuestionando viejas soluciones y proponiendo alternativas políticas/sociales; reclama el derecho del arte a ser parte de la vida de los ciudadanos, pero no desde el Estado, sino desde el ciudadano mismo. Intenta usar la capacidad movilizadora del arte y entender a través del mismo lo que está pasando a su alrededor para después mostrarlo a través de sus obras. Es decir que usa el arte como parte de un cambio social y como algo que puede ayudar a comprender la realidad e implementar aspiraciones de los ciudadanos. Le interesa mucho como el arte puede re-imaginarse desde otra funcionalidad y desde otros espacios, no solamente a nivel personal y a nivel social sino también con respecto a la ley. Ella quiere usar el arte como laboratorio social en el que vaya más allá de un planteamiento y de la producción y se meta en la implementación, en lo real[9]. Busca que el acto de hacer sea un gesto de índole sociológico y cultural, en un intento de reubicar en la historia social cubana. Tania usa el cuerpo performativo social, insistiendo en la confluencia del arte y de la estética con la ciudadanía en la Cuba contemporánea. Usando una concepción del arte basada en la creación de espacios estéticos, diálogos donde confluyen política, ciudadanía y lo comunitario, temas muy controvertidos en este país[10]. Para conseguir la activación del contexto a través de la apropiación de estrategias políticas y de activismo, esta artista trabaja con la realidad y no con la representación.

Tania dice que los museos y demás instituciones han intentado durante largo tiempo y hasta hoy en día, convertir en una experiencia serena el arte y que no debería ser así, el arte debe ser inestable. Los museos muestran una imagen de sí mismos como entidades competidoras como safaris multiculturales promulgando una imagen de universalismo. Se reproducen y siguen un sistema establecido para ellos por la sociedad en vez de hacer un sistema sostenible para una nueva sociedad. En algunos vacíos como las crisis económicas, se ofrece más libertad, más oportunidades para experimentar con lo efímero e impermanente. Durante esos períodos, los museos dedican sus esfuerzos a revisar y exponer sus colecciones para dar una sensación de estabilidad y refugio. La artista considera que el museo no debe ser un simple edificio fijo sino una serie de eventos y un programa donde se renuncie a la autoridad, uno que se dedique a la investigación sobre la utilidad práctica del arte, en la que se transforme el arte, que proponga estrategias para llevar estas transformaciones y que no solo se visiten, sino que también se presencien sus obras[11]. Para ella los documentos ya no son más material expositivo, la artista niega exposiciones de este tipo. El documento real de las acciones será la memoria colectiva, que se construye con el interactuar de sus espectadores/ciudadanos. De esa manera sus proposiciones no se vuelven a exponer, solamente pueden ser rehechas en otro contexto, generando así una nueva conciencia/memoria de conducta colectiva.

Esto lo podemos ver en la performance que hace El peso de la culpa en la Bienal de La Habana en 1997. Colocó una obra de arte compuesta por una bandera de Cuba de doce pies de alto hecha de cabellos humanos -algunos de amigos de la artista que vivían en el país y otros de amigos que acababan de marchar al exilio- colgaba como telón de fondo. La artista tenía el cuerpo de un carnero abierto colgando del cuello y dos cuencos de cerámica ante ella. Bruguera tomó tierra del cuenco más grande, la humedeció en el más pequeño que contenía agua con sal, hizo bolitas con la tierra y se las comió. Esta acción hace referencia a una leyenda sobre indígenas cubanos que comían tierra para suicidarse como forma pasiva de resistir a los conquistadores españoles. Llevar el cuerpo de un carnero como vestido fue otra referencia a la protección mediante la sumisión. El performance también aludía a un ritual de Pésaj, donde el agua con sal recuerda el sufrimiento y las lágrimas del pueblo judío esclavizado en Egipto. “Comer tierra” es una expresión cubana que significa sufrir grandes privaciones[12]. El performance se realizó en un período muy crítico en Cuba, después de la caída del patrocinador del país, la Unión Soviética, y en medio de la resistencia del régimen cubano a reinventar su política en respuesta a los nuevos tiempos. Como resultado de ello, el pueblo de Cuba estaba “comiendo tierra”.

El cuerpo de la artista fue su propio cuerpo subjetivo, pero ritualizado a la vez en un cuerpo social. El escenario fue fundamental para esto, en este espacio había personas del mundo del arte cubano y visitantes internacionales que se encontraban en Cuba para la Bienal, y también de vecinos, personas que paseaban por ahí, niños, etc. Había un flujo constante y aleatorio de personas. El espacio del performance pasó a ser parte de la calle en lo que podría considerarse una obra de arte público que emanaba de una esfera privada. La performance, el público, el lugar, los sonidos, los olores y el contexto hacían de esta una obra única, y esto es a lo que se refiere Tania cuando dice que sus performances solo se pueden rehacer en otro contexto, se cuestiona si realmente hace falta repetir la obra solo por tener un testimonio. Lo más coherente para ella es un vídeo o cine de esa performance para conservarla, pero aun así nada superará la experiencia de haberla visto en ese momento. Lo importante es que la gente sea testigo de esa performance como por ejemplo la de Chris Burden con su obra Shoot (1971), en la que hizo testigo a las personas que lo estaban viendo. A través de la obra se crean diálogos.

Tania hace un arte de comportamiento como se puede ver en El susurro de Tatlin #5 en el MoMa donde el espectador es controlado, haciendo así un análisis del comportamiento humano que muchas veces no se desarrolla de la manera liberadora y utópica. Con esta obra hará consciente a la gente de la capacidad controladora, esto es lo que busca Tania, despertar a la gente y hacerla consciente de lo que ocurre mediante sus performances. Aparte de un arte de conducta, Tania quiere hacer un arte útil, para ella el arte es una herramienta, no una finalidad en sí misma y a través de ella se pueden hacer no sólo cambios perceptivos sobre la sociedad sino también cambios estructurales. Con el arte útil se refiere a que los artistas puedan crear un escenario, a que el arte pueda ser un escenario. Para producir arte político, y para tener una reacción diferente, tienes que construir un entorno diferente, es como forzar la realidad. Ella siempre dice que el arte es un ensayo, pero un ensayo que crea la semilla para hacerlo nuevamente más tarde porque se ha hecho posible para luego intentarlo afuera[13].

Cuando Tania estuvo en el Instituto de Arte de Chicago experimentó mucho con lo socializado. Esto le interesó mucho a Tania, el tema de lo colectivo, pero a largo plazo haciendo desaparecer la audiencia y el ser mirado para ser experimentado y vivido. Son procesos a través de los cuales podemos cambiar nuestros hábitos políticos y sociales y, si el proyecto funciona, los que lo integraron pueden seguir en esa búsqueda. Es decir, ella comienza aportando la idea, pero no es necesaria en el proyecto[14]. Ella crea la situación y lo que le interesa ver es cómo reaccionan los presentes, la obra se completa con ellos generando contenido a la obra. Como parte de esto hay que hablar del concepto de autoría colectiva. Trabajar colectivamente significa entender cómo ser socialmente responsable y útil. Aparte de ver cómo la obra puede influir en la gente es importante ver hacia dónde direccionar el resultado de una obra. Tania continúa haciendo esto hoy en día usando su arte para crear espacios de reflexión y de cambio.

***

Sheila Adán es Licenciada en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid y creadora de la cuenca educativa en Instagram @aprendiendoarte_ donde ofrezce recursos y talleres educativos sobre arte.

 

BIBLIOGRAFÍA

Bruguera, T. Debemos replantearnos para qué sirve el arte hoy. En: Revista Artishock. Abril 2017.

______.. Tania Bruguera. En: Artforum International. New York. Tomo 48, N.º 10, 2010.

Espejo, B. Entrevista a Tania Bruguera. En: Periódico El Cultural. 6 febrero, 2015.

Helguera, P. Tania Bruguera. En: Americas Quarterly. New York. Tomo 10, N.º 3. 2016.

Mosquera, G. Cuba en la obra de Tania Bruguera: El cuerpo es el cuerpo social. En: Archivo Artea. 2010.

Ribeiro dos santos, R. ¿Meter el mundo el en arte? Sociedad, conducta y arte en las propuestas de Tania Bruguera. En: Arte y políticas de identidad. Murcia, 2013.

Taller de Tania Bruguera. Programa de Artes Visuales, Madrid 45 de la Comunidad de Madrid. (18, 19, 20, 21 de junio de 2019).

Wallis Moore, J. Entrevista a Tania Bruguera. En: College of Art and Design Art and the Public Sphere. Volume 4. Intellect Ltd Interview.

 


[1]Helguera, P. Tania Bruguera. En: Americas Quarterly. New York. Tomo 10, N.º 3. 2016.

[2]Mosquera, G. Cuba en la obra de Tania Bruguera: El cuerpo es el cuerpo social. En: Archivo Artea. 2010.

[3]Espejo, B. Entrevista a Tania Bruguera. En: Periódico El Cultural. 6 febrero, 2015.

[4]Ribeiro dos santos, R. ¿Meter el mundo el en arte? Sociedad, conducta y arte en las propuestas de Tania Bruguera. En: Arte y políticas de identidad. Murcia, 2013.

[5]Mosquera, G. Cuba en la obra de Tania Bruguera: El cuerpo es el cuerpo social. En: Archivo Artea. 2010.

[6]Helguera, P. Tania Bruguera. En: Americas Quarterly. New York. Tomo 10, N.º 3. 2016.

[7]Gran parte de la información sobre la forma de trabajar de Tania Bruguera la he sacado de la propia artista, cuando estuve con ella en el taller que impartió Arte en sincronía con el tiempo político. Programa de Artes Visuales, Madrid 45 de la Comunidad de Madrid. (18, 19, 20, 21 de junio de 2019).

[8]Ribeiro dos santos, R. ¿Meter el mundo el en arte? Sociedad, conducta y arte en las propuestas de Tania Bruguera. En: Arte y políticas de identidad. Murcia, 2013.

[9]Bruguera, T. Debemos replantearnos para qué sirve el arte hoy. En: Revista Artishock. Abril 2017.

[10]Ribeiro dos santos, R. ¿Meter el mundo el en arte? Sociedad, conducta y arte en las propuestas de Tania Bruguera. En: Arte y políticas de identidad. Murcia, 2013.

[11]Bruguera, T. Tania Bruguera. En: Artforum International. New York. Tomo 48, N.º 10. 2010.

[12]Mosquera, G. Cuba en la obra de Tania Bruguera: El cuerpo es el cuerpo social. En: Archivo Artea. 2010.

[13]Wallis Moore, J. Entrevista a Tania Bruguera. En: College of Art and Design Art and the Public Sphere. Volume 4. Intellect Ltd Interview.  

[14]Bruguera, T. Debemos replantearnos para qué sirve el arte hoy. En: Revista Artishock. Abril 2017.