Me daba vueltas en la cabeza la idea de que «hay dos cosas a las que tengo derecho: la muerte o la libertad».
Harriet Tubman, luchadora negra
Luego del triunfo revolucionario en Cuba, el fenómeno del racismo y la discriminación racial eran aspectos de la realidad anterior que era necesario desterrar de nuestro entorno, fue así que el Gobierno Revolucionario decretó que este tipo de conducta era inaceptable en la nueva sociedad que se intentaba fomentar, estableciendo, prematuramente, este aspecto como resuelto. Esto trajo consigo que las formas visibles de expresión del fenómeno se soslayaran, pues la realización de cualquier acto de este tipo implicaba un delito y no tenía cabida dentro del nuevo proceso revolucionario. Desde una mirada epidérmica era otro lastre del pasado que había sido erradicada. Creer esto de manera ingenua fue el error del cual aún hoy, a más de cincuenta años de Revolución, se pagan las consecuencias. Después del 59 estos prejuicios raciales se redujeron a círculos más cerrados como fueron la familia, la subjetividad individual e incluso algunas instituciones, en los cuales era posible perpetuarlos de manera solapada. Todas estas circunstancias contribuyeron a que el tema del racismo y la discriminación racial en Cuba se convirtiera en un tema tabú, que aún hoy cuesta trabajo socializar y problematizar como amerita.
Still de "Irramediablemente juntos", dir. Jorge Luis Sánchez
La problemática racial en Cuba no ha sido lo suficientemente abordada desde una perspectiva científica, que les permita a las personas interesadas en la temática armarse de algunas de las herramientas necesarias para afrontar dicha cuestión. En un principio la mayoría de los estudios relacionados con el tema eran básicamente realizados por cubanos radicados en el exterior o extranjeros, fundamentalmente estadounidenses, quienes por su condición de no habitantes en la isla perdían de vista muchos aspectos importantes a la hora de plantear sus tesis. Pero más allá de esto fueron aportes sustanciales y además se convirtieron en el reflejo de lo espinoso que era tratar este tema desde la isla. Es necesario acotar que existe un grupo de intelectuales cubanos con una obra de suma importancia sobre el tema como pueden ser Tomás Fernández Robaina, Sandra Morales, Esteban Morales, Roberto Zurbano que en mayor o menor medida han traído a colación el tema en cuestión; realizando aportaciones que han contribuido a que un sector importante de la intelectualidad y de la población comience a prestarle atención al tema. También es válido reconocer que existen instituciones como el Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr., el CITMA, el Centro Juan Marinello entre otros, que han contribuido a la visibilización de este fenómeno.
En la actualidad el racismo y la discriminación racial no son solo una cuestión de herencia histórica que es necesario erradicar y que tiene su base en la formación misma de la identidad nacional, sino que la sociedad cubana es capaz de reproducir estos patrones discriminatorios.
Con el afán de lograr una igualdad entre los ciudadanos se olvidó al individuo y sus especificidades, sin tener en cuenta que el todo no es nada sin las partes. Se fomentó el ideal de identidad nacional como cubanos y se dejó un poco de lado la identidad cultural individual.
En el caso específico del tema racial en nuestro país una de las razones a las que se ha apelado para mantenerlo velado radica fundamentalmente en el fuerte componente de división social que le es inherente. Pero no ignorarlo es la única vía de tratar de alcanzar una verdadera identidad nacional que parta desde las individualidades y se sustente en la diversidad, para así desterrar las ideologías racistas y discriminatorias que hemos heredado del colonialismo y el capitalismo y eso solo será posible cuando cada grupo racial ocupe su lugar en la sociedad cubana actual.
La educación en Cuba ha sido otro de los factores que ha contribuido a reforzar y perpetuar esta idea que se tiene del negro. Se tienen como referentes las culturas greco-latinas, el Medioevo europeo y se ha excluido de nuestra enseñanza por mucho tiempo toda relación con las culturas africanas más allá de los esclavos y la religión. Desde hace algunos años, gracias al empuje de un grupo de intelectuales y activistas que se han encargado de hacer visible este tema, esa realidad se ha matizado un poco. Se ha intencionado el estudio desde una perspectiva más amplia del componente africano en nuestra sociedad. Se le ha conferido mayor importancia a capítulos de la historia de Cuba como el de los Independientes de Color, que en una etapa estuvo prácticamente silenciado, esto ha tenido que ver con el impulso de personas como la cineasta Gloria Rolando que ha dedicado parte de su obra documental a abordar y difundir todo lo referente al Partido de los Independientes de Color. También se han reivindicado algunas figuras emblemáticas de las guerras por la liberación de nuestro país. El desequilibrio en la representación racial en el país contribuye a reforzar paradigmas y modelos hegemónicos donde existe una supremacía blanca. En un estudio realizado por investigadores del Departamento de Etnología del Centro de Antropología de nuestro país sobre la persistencia o no de desigualdades sociales marcada por el color de la piel y sus expresiones más visibles, se llegó a conclusiones que pueden resultar para algunos asombrosas pero que no son más que el resultado de todo lo antes expuesto. Consideramos atinado revelar algunas de las opiniones dadas en un intento de clasificación de las personas negras. Dentro de las opiniones negativas se reiteran algunas como:“[…] son ladrones, delincuentes; son violentos, guapos, conflictivos, bronqueros; son feos; se sienten culpables de ser negros, tienen complejo por su color; Negro, negrito, negrazo, turrututo, turrututú, ¿quién es el monito?”1 En el caso de las opiniones “positivas” califican otras como: “[…] son más inteligentes, creativos; son guaracheros, alegres, divertidos; son más fuertes; son deportistas; son más bonitos, elegantes; son más calientes”.2
Still de "Maluala", dir. Sergio Giral
Estas opiniones si bien no son la generalidad en la sociedad, si son el reflejo de por dónde anda la discriminación y los prejuicios en la Cuba actual.
Tomemos como punto de partida que en Cuba la televisión seguida del cine son los principales puntos de referencia e imposición de patrones a seguir, sobre todo desde la perspectiva estética e ideológica. Salta enseguida una pregunta ¿Son estos medios siempre verdaderos portavoces y trasmisores de modelos exentos de prejuicios y estereotipos? A pesar de los intentos que hace nuestro gobierno para que toda la sociedad se vea reflejada en los medios y se sientan una parte importante en el proceso, se percibe una contradicción. Un ejemplo sustancial de esto es la ausencia casi total de protagonistas negros y negras. Si bien en los últimos años se ha intencionado que haya una mayor presencia de estos, sobre todo en los dramatizados en televisión aún es insuficiente y en la mayoría de los casos se refuerzan estereotipos negativos que han acompañado a las personas negras por siglos, cuando no, aparecen como una franca imitación del patrón de belleza y estético eurocéntrico. Todo esto contribuye al aumento de la resistencia por parte de personas no blancas a asumirse como tal y eso tiene mucho que ver con que “El llamado blanco se identificó siempre con la riqueza, el control de la economía, el privilegio, la cultura dominante, el poder. El negro, por su parte, se identifica siempre con la pobreza, el desamparo, las culturas sojuzgadas y discriminadas, la ausencia de poder.”3 Por lo que gran parte de las personas negras no encuentran para nada ventajoso asumirse como tales.
Al hacer un recorrido de forma general por la cinematografía cubana, podemos percibir que en toda a su historia es prácticamente nula la existencia de protagonistas negras y/o negros. Las contadas excepciones se dan principalmente en filmes con carácter biográfico o histórico principalmente ambientados no período colonial en Cuba, donde es imposible escapar de la presencia de negros dentro da historia. Mas en la mayoría de los casos como argumentamos anteriormente casi siempre desde la posición estereotipada del esclavo o víctima de los peores maltratos físicos y morales, cuando no vinculado a las religiones afro cubanas, casi siempre con una mirada folclórica.
Resulta alarmante que hasta los años 90 en Cuba, el cine fue realizado, casi en su totalidad, por el gobierno a través del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos(ICAIC). Lo que presumiblemente debería ser ventajoso para la representación del negro cubano en este medio, dado que o ICAIC como institución del estado debería contribuir en la formación de la nueva sociedad propuesta por la Revolución, donde todos y todas, sin distinción de sexo o raza debían y tenían el derecho de participar y consecuentemente de ser representados.
El ICAIC cumplió con la tarea, solo que se centro en la epopeya revolucionaria. Mostro una sociedad en tránsito, que participaba de la construcción de su propio destino. Pero así como la Revolución, el ICAIC mostro el todo, dejando de lado las particularidades de esa sociedad con más de 400 años de colonialismo y desigualdades, donde el negro y las mujeres llevaran siempre la peor parte.
[…] no haber considerado «el color de la piel» como lo que es, una variable histórica de diferenciación social entre los cubanos, olvidaba que los puntos de partida de los negros, blancos y mestizos para hacer uso de las oportunidades que la Revolución ponía frente a ellos no eran los mismos. Se olvidó que el negro además de ser pobre, es negro, lo que representa una desventaja adicional, incluso en la Cuba actual.4
Pero este “olvido” estaba a tono con las exigencias del momento, pues era preciso construir y mostrar la imagen de una nueva sociedad compacta y uniforme, “con Todos y para el bien de Todos”.
Salvo contadísimas excepciones se realizó una aproximación al universo del negro cubano, ejemplo de esto fueron Sara Gómez y Nicolás Guillén Landrean, ambos cineastas negros, preocupados por la posición del negro en esta nueva sociedad.
El negro cubano históricamente se pensó a si mismo primero como cubano y después como negro, lo que reforzó el tratamiento de las particularidades de los negros en los medios de comunicación. Esto ha prevalecido por mucho tiempo, reflejándose en la ausencia de protagonistas negras y negros pues no importaba el color de su piel, mas si su papel dentro de la historia, idea totalmente loable, salvo por el pequeño detalle de que los protagonistas siempre han sido blancos.
Esta realidad se vio levemente transformada con el surgimiento de escuelas y cursos de cine y la democratización de los medios de producción audiovisual en Cuba a partir de los años noventa. hacer cine dejó de ser un privilegio de la Industria, generando una forma alternativa de de hacer cine. Desde entonces surge una nueva perspectiva, problematizadora de la realidad cubana. “Existen nuevos héroes y heroínas”, mas todavía se siente la ausencia del negro como protagonista en el universo audiovisual cubano.
1 Rodrigo Espina Prieto y Pablo Rodríguez, Revista Temas no. 45, La Habana, enero-marzo de 2006, p. 51
2 Ibídem.
3 Esteban Morales Domínguez, La problemática racial en Cuba. Algunos desafíos. Editorial José Martí, La Habana, 2010, p. 56
4 Esteban Morales Domínguez, Ob.cit , p. 41