MANERIES de Luis Garay. Performer- Florencia Vecino. Musica en vivo de Mauro AP from Luis Garay on Vimeo
Aquí, se insinúa un metálogo entre dos espectadoras: la primera juega continuamente con las palabras, descalzando los sentidos y prefiriendo, siempre, la inestabilidad y la ambigüedad deslizante del discurso; la segunda se deja envolver más por lo conocido y por las construcciones lógicas de los sentidos, desde la fruición metódica de las ideas. Una cree en el error como una potencia de vida, la otra estructura la vida desde el centro.
No extraña, en este sentido, que el metálogo sea siempre interrumpido por "molduras" y por la fragilidad entonada por la idea de que "todo es relativo". Pero no, es imprescindible que no nos dejemos caer en la parálisis intelectual, donde el centro se convierte en el denominador común en el que converge el relativismo. Puesta aquí esta situación diametralmente opuesta, de dos cuerpos que se sientan a ver el mismo espectáculo, se apagan las luces.
1. ¿La danza no presupone movimiento?
2. En tanto en cuanto la música no presupone la melodía o la poesía, el verso. Pero si parpadeas con más intensidad, notarás que ella hace gestos mínimos, casi imperceptibles, sencillos.
1. Experimenta mantener los párpados abiertos.
2. Si me resisto con los párpados abiertos, toda esta oscuridad caerá sobre mí. Hay algo en el permanecer que desdibuja el cuerpo, que duplica la forma, que la desenfoca. Se debe presentificar al ojo, parpadeando sin cesar para mantener el foco y percibir los matices de movimiento. De golpe, estamos a punto de comprender lo que podría querer dicer el tiempo.
1. ¿Dónde, en verdad, el cuerpo nace? ¿En la cueva más densa de la historia? ¿En la crueldad de un mundo sin futuro?
2. Percibo el cuerpo como una emergencia del tiempo. Me refiero a este cuerpo que baila, que provoca y que resiste a la superficie. El misterio está en la comprensión de es que mi ojo el que va a su encuentro, un ojo táctil capaz de cruzar el gesto y secuestrar temporalmente sus significados. El cuerpo no es una revelación, sino que es el resultado de una suma de desplazamientos y temporalidades.
1. ¿Y el grito? ¿Y este grito seco, breve, amargo y alejado de si mismo?
2. Prefiero creer que el grito es el disfrute. El grito de Florencia rasga el espacio, avanza con gestos que devoran el silencio, deja rastros serenos, como puñados de nieve perturbados por la luz. Cualquiera que conozca la obra de Luis Garay, sabe que lo que propone son lugares donde el tiempo se estremece. Estamos ante un cuerpo que se altera músculo por músculo, respiración por respiración, pausa por pausa. Es el medio por el que cual fluye la sombra del pasado, ese desierto sin fronteras, ese pozo sin fondo donde fluye hasta la última gota de sudor, cada ruido insolente. El cuerpo de la danza es también el cuerpo del mundo. Ciertamente lo es.
1. Hablas como si el mundo entero se pudiese construir en este territorio formado por cuatro paredes oscuras, suelo de linóleo y en la fuerza súbita de un cuerpo obstinado y rebelde. Si la danza no presupone el movimiento, el movimiento tampoco debe presuponer cuerpo. Y si estas ambigüedades fuesen llevadas a cabo, ¿cual será el lugar de la danza?
2. Puesto que estamos tratando de la definición espuria del concepto de danza, me gustaria hacer algunas observaciones. Mira como el cuerpo de Florencia dura como un rastro leve y fugaz, pero brilla como una presa insolente. El tiempo del espectáculo se basa en el tiempo del mundo, avanza en la amplitud de el espacio escénico. Florencia danza porque sabe que los animales también sueñan, que el caos es el principio de la creación y, por último, que el arte es el reposo del tiempo.
1. Pienso que las categorías comunes no podían dar cuenta de lo que estamos presenciando. Siempre intentas escapar de las definiciones, pero terminas por verte cara con cara con el fundamentalismo en el arte. No olvides que el siglo XX, que generó la utopía futurista, también dio lugar al nazismo, el fascismo y el comunismo. Quizás Garay, con este espectáculo, esté tratándonos a propósito como sonámbulos que no pueden distinguir el sueño de la realidad, el pasado del presente. ¿O qué otra cosa podrían significar estos movimientos que, para llegar a progresar, tienen que volver constantemente al pasado, dándole la espalda, pero corriendo, contradictoriamente, en su misma dirección?
2. No creo que los movimientos de Florencia tengan como objetivo el progreso. La precisión es un efecto real, pero también una ilusión subjetiva. Hay una fascinación por la velocidad que puede funcionar dualmente como una metáfora del movimiento futurista. Pero lo que estamos presenciando está inmediatamente inserto en una zona pulsional que celebra el ruido y el garabato como lo opuesto a la modernidad. Una contigüidad que valora la precisión del gesto a favor de la desaparición de la linealidad de los cuerpos en relación a la historia. Cuando fijas los ojos en ese cuerpo desnudo, en esa masa compacta blanca, te das cuenta de que la relación de esa superficie con el espacio nos conduce a un dominio del fenómeno del lenguaje.
1. Para que algo se mueva en el tiempo y en el espacio, han de existir necesariamente el antes y el después. Si niegas la historia, este desencadenarse de acontecimientos, el progreso, entonces ¿todo este exhibicionismo sirve, al final, para negar el propio movimiento?
2. La negación no es de la Historia, sino de la forma en que se construye lo que entendemos por Historia y, por lo tanto, por progreso. Al igual que en Maneries no hay centro alguno, ya que este espacio está permeado por el cuerpo, y no es el lugar de donde parte o hacia donde converge, no establece un modelo vertical y autoritario que va de el "centro" a la "periferia". Mira como ella corre alrededor de el espacio y especialmente alrededor del centro de su propio cuerpo. El antes y el después se confunden en el ahora, hay una renovación constante de gestos y, por tanto, de lenguages, que crean una especie de eje carente de centros.
Luis Garay se eleva en la mitad de la platea e interrumpe el espectáculo. Florencia sigue bailando. Aplaudimos y nos fuimos. Las luces continuaron apagardas. Definitivamente, no estamos hablando de progreso.
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