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Con una trayectoria de creación artística y de investigación teórica que dura ya desde hace más de 50 años, Michelangelo Pistoletto se puede considerar uno de los artistas más completos y fascinantes de la era contemporánea. Protagonista indiscutible de la segunda mitad del siglo XX, desde la creación de los cuadros-espejo hasta la experiencia del arte povera, y de la primera década del siglo XXI, donde el concepto de arte para la transformación social ha tomado la forma de la Mesa del Mediterráneo y del Tercer Paraíso. La fuerza creadora de Michelangelo Pistoletto ha ido siempre acompañada de una investigación teórica audaz y comprometida con la construcción de un nuevo tipo de comunicación cuyo vehículo privilegiado es el arte en todas sus formas. Entre los eslóganes más característicos de la experiencia artística de Michelangelo Pistoletto podemos reconocer, por ejemplo, el de "Arte en el Centro" o el de "Amar las diferencias". A través de sus palabras y sus conceptos pasa la interpretación de su obra, su visión del arte y de su relación con la sociedad.
El arte, en la experiencia de Pistoletto, se convierte en instrumento de transformación social. No sólo supera el campo de la estética para entrar en el de la ética y de las ideas, sino que llega a asumir responsabilidades reales y concretas con todos los ámbitos de la vida humana. El arte se convierte así en un motor necesario de interacción y de diálogo.
Durante un desayuno en Cittadellarte tuve la oportunidad de hacerle algunas preguntas.
HBM: Una carrera de casi cincuenta años en el mundo del arte y de la creatividad. Desde la experiencia personal en el contexto del Arte Povera hasta la creación del concepto de arte para la transformación social, del “Arte en el Centro". ¿Hay un hilo conductor en esta trayectoria? ¿Hay un punto de unión entre estos dos momentos clave de tu experiencia?
MP: Hablas del arte povera, pero hay que ver cuando empieza para mí el arte povera. El arte povera fue definido por Germano Celant en 1967, pero para mí el discurso que puede llevar al Arte Povera empieza en 1960/61, cuando hice mi primer Cuadro-Espejo. Y es precisamente la dinámica fenomenológica del cuadro-espejo la que está en la base de esa fenomenología que a continuación se encuentra en el arte povera. La dinámica fenomenológica consiste en la relación entre los extremos que hay en el cuadro-espejo: o sea, la extrema inmovilidad de la figura fijada y el extremo dinamismo de las figuras en movimiento alrededor de la figura adjunta. Así, de estos dos extremos nacen los encuentros de todos los demás términos opuestos: frente/retro, absoluto/relativo, orden/caos, pasado/presente/futuro. Hay un encuentro continuo de términos opuestos en el cuadro-espejo, pero esto no es por mi descripción, por descripción voluntaria, sino por efecto metodológico. Así que el cuadro se ha convertido en un fenómeno y no en una propuesta emocional o intelectual, y sobre todo, la propuesta no es personalista, individualista, no es subjetiva, no hay nada subjetivo en mis cuadros-espejo. La subjetividad consistía en el concepto de existencia, de identidad personal, pero como conciencia de uno mismo y al mismo tiempo como inconsciencia de uno mismo. Saber que se existe, pero no saber todo lo que se refiere al fenómeno “existencia”. Así que, para mí, este fue el trabajo que precedió los cuadros-espejo. La transformación del lienzo en espejo se ha realizado a través de una fuerte insistencia en el autorretrato. Yo mismo como persona, como imagen, y entonces mi imagen ha entrado en la esfera del “nosotros” cuando el lienzo se ha transformado en espejo, y luego todos los otros seres han entrado en la misma obra con el autor, ha iniciado una pluriautoría. Autoría deseada o no deseada, pero la respuesta del ser sobre el ser ocurrió propiamente en este sentido: yo soy, nosotros somos, ellos son, el verbo ser se ha conjugado en su totalidad. El espejo ha traído esta dinámica de la relación entre los tiempos distintos que son el pasado, el presente y el futuro. El presente es fugaz, consume el futuro y produce un pasado que, sin embargo, consume el presente.
Cada imagen que pongo en el cuadro, que es una imagen fotográfica, no puede ser nada más que memoria de un momento. La fotografía es siempre memoria y esta memoria mueve el presente hacia un tiempo diferente, que luego se reinserta en el presente que consume el futuro... es todo un ir del futuro al pasado a través del presente que crea todo y destruye todo. Ésta es la fenomenología de fondo del cuadro-espejo. A partir de esto ves que la sociedad entra en la obra y, paso a paso, llevo adelante el discurso de la colaboración, de la cooperación creativa, de la responsabilidad común, tratando de captar inspiración de los cuadros-espejo.
Es como mirar a un descubrimiento científico y extraer las conclusiones llevando este descubrimiento a la práctica. Pieza por pieza, el dinamismo del cuadro-espejo se convierte en tridimensional, entra en lo cotidiano. Primera fase: los Objetos en menos, que son la extracción de elementos físicos de un mundo inmaterial, que es el pensamiento. El pensamiento es un universo de posibilidades, así como el universo es un contenedor de posibilidades. Como estas posibilidades se materializan, se hacen realidad, son posibilidades no expresadas, “en menos”. Por lo tanto, la expresión como detracción de las posibilidades. Se podría pensar de más, pero el proceso es un proceso de extracción de las posibilidades a la realidad práctica. Cada objeto es el todo posible menos uno, menos ese objeto. Se da la sustracción como principio.
Otra operación que se puede considerar matemática es la división/multiplicación del espejo. Parte de la consideración de que el espejo tiene la capacidad de reproducir todo lo que existe, en su superficie, excepto a sí mismo. Eso es debido a que el espejo es un instrumento de reflexión, pero no de auto-reflexión. Es por eso que considero el espejo como el punto cero de conocimiento. Entonces he dividido el espejo en dos partes para darle su doble, para que el espejo pudiera verse. Es una locura, porque el espejo nunca podrá verse realmente, es una nada que mira la nada. Pero ya que estamos en la dimensión física del universo, podemos jugar con la relación entre esta incoherencia de la imagen-espejo en sí y lo físico que crea esta oportunidad de reflexión. Al borde de este espejo creo una consistencia del concepto espejo.
Cuando el espejo se corta en dos partes tenemos una conjunción de un espejo en el medio. Esta conjunción significa que doblando los dos espejos hacia sí mismos, uno hacia el otro, nace el tercer espejo en el interior, o sea, los dos espejos producen un tercer espejo. Luego, cuanto más se cierra el ángulo entre los dos espejos, más espejos van creciendo. Entonces, el espejo se convierte en un generador de espejos, se convierte en auto-generador, hasta el infinito, cuando los dos llegan a estar pegados. También en este trabajo, que es virtual, existe una relación con la realidad muy precisa. Sabemos que, así como yo he dividido el espejo, la naturaleza divide la célula y la célula se divide a su vez, y por medio de toda esta secuencia de divisiones tenemos la multiplicación. Ves que con los Objetos en menos parto de la sustracción, mientras con la división/multiplicación del espejo parto de la división. Por lo tanto, dos elementos que generalmente se consideran negativos, son los que luego, sin embargo, generan sus opuestos: uno genera la adición y el otro la multiplicación. Estos elementos son fundamentales para la creación de un pensamiento sobre lo que es lo físico y lo no-físico de lo existente. Esta nada que crea el todo y este todo que vuelve a la nada.
HBM: Tu experiencia artística se ha basado a menudo en el diálogo con el Otro. (De los cuadros-espejo, al manifiesto en el cual invitabas a entrar en tu estudio/atelier, las creative collaborations, etc.) ¿Qué es lo que te motivó a realizar esta búsqueda del Otro?
MP: Cuando descubres que el otro es esencial como tú mismo, o al menos que cada otro es la verificación de ti mismo, entiendes que es un espejo activo de ti mismo. Frente al espejo, cada persona está sola. Sin la persona el espejo no existe, trabaja para nada. La labor del espejo es un fenómeno que surge de la naturaleza, pero que se vuelve muy útil para el pensamiento humano. Nosotros mismos somos espejos, nuestros ojos son espejos. Tenemos la suerte de poder utilizar el reflejo de la realidad en nuestros ojos y procesarlo con nuestro cerebro. Para mí, el espejo es una herramienta útil para identificar mi funcionamiento con el funcionamiento de todos los demás. Juntos podemos desarrollar una dinámica reflexiva que está muy por encima de la dinámica reflexiva individual, multiplicando la capacidad reflexiva del pensamiento. Si la gente no utiliza al máximo esta capacidad de reflexión se queda como un ordenador no informado. Hay una equivalencia entre el cuadro-espejo y el sistema informático e Internet, porque cada persona delante del espejo tiene la misma función que cualquier otra, así como Internet tiene la misma función para todos a la vez, es una materia indestructible que está ahí para todos, es la comunicación. Así tenemos la oportunidad de conectar y de conectarnos que puede hacer a la humanidad capaz de maravillosas interpretaciones y fantásticas operaciones.
Esto es lo que intenta hacer la ciencia, la sociología, la economía, la ecología. Cada una de estas formas sociales está tratando de ser útil. A veces son incluso dañinas, pero el principio es el de ser socialmente útiles. Es por eso que llego a la conclusión de que el arte y la creatividad, los elementos sobre los que he basado todas mis actividades, pueden dar lugar a unas dinámicas interpersonales de extraordinario valor.
HBM: Según tu opinión ¿de qué manera el arte puede contribuir al tema del diálogo intercultural? ¿A través de qué tipo de acciones?
MP: Sobre este tema insisto relacionando el fenómeno artístico con el fenómeno espiritual. Lo que divide las culturas es, curiosamente, el principio que debería unirlas, o sea, la espiritualidad. El uso del concepto de espiritualidad en términos prácticos, que luego se convierten en las religiones. Las religiones se combaten entre sí, se convierten en concepto de posesión territorial, en sentido de posesión de pueblo, de grupo. Tal vez hay una similitud entre esta forma de ser y el sistema de los animales, los animales que tratan de definir sus territorios. La Inteligencia, que precisamente a través de la espiritualidad debería llevarnos a mirar más allá de un pequeño dibujo territorial, podría desempeñar un papel muy fuerte de conexión, mientras que, en cambio, existe una división.
Ciertamente la diferencia existe, pero la diferencia debe ser tenida en cuenta como un sentido de maravillosa multiplicidad, no de conflicto. Nos encontramos ante el animal que se come al animal… Hay una contradicción que pone también ese sistema con base espiritual en la condición de ser peor que las bestias. El arte moderno en cambio - hablo de arte moderno hasta lo que puede ser percibido como arte contemporáneo, aunque ahora el arte contemporáneo debería ser redefinido, porque hay una acumulación de experiencias que debería reconsiderarse - el arte en el siglo XX, ha adquirido una autonomía al margen de las formas, de las definiciones de los diversos ismos, etc. La religión, esta autonomía la ha tenido tal vez al comienzo, pero sin conciencia, cuando el ritual religioso surgió como una expresión espontánea de una espiritualidad creativa. Pero luego el ritual religioso ha asumido una auto-referencia, un carácter político extremadamente riguroso, pesado, de gran peso social. El arte, en cambio, se liberó de todo este peso en el siglo XX, dejó de representar la escena religiosa, la escena política y las filosofías, las creencias, las visiones, las ideas religiosas y se centró en sí mismo. El artista, en los años ’50, llegó al punto más profundo de esta autonomía, creando su propio signo. En su signo está la exclusión de todos los signos políticos, los signos religiosos, está la exclusión de todo lo que no se trata de auto-conciencia centrada. Esto ha conducido a la existencia de artistas y personas que realizaron su propio signo, diferente el uno del otro, y esta diferencia es respetada en el mundo del arte, el artista respeta el signo del otro, pero al mismo tiempo se carga a sí mismo de toda la responsabilidad espiritual. Y esto es algo maravilloso que sucedió en el siglo XX. Lo que me interesa, a partir de las experiencias que hice desde los cuadros-espejo en adelante, es mantener la autonomía del arte llevándola de lo subjetivo a lo objetivo, de lo personal a lo fenomenológico, del yo al nosotros.
HBM: A partir de tu investigación teórica - recuerdo que ya hablabas de "Amar las Diferencias" en el Manifiesto del Progetto Arte del 1994 - nació Love Difference - Movimiento artístico para una política Intermediterránea. Puedes decirme algo sobre los orígenes, objetivos y proyectos de este movimiento?
MP: El movimiento Love Difference quisiera llevar el ideal a lo práctico. El ideal, la utopía podemos decir, es la de llevar paz donde hay conflicto. ¿Qué significa llevar la paz? No se trata de un hecho de bondad. Es el reconocimiento de la complejidad de los valores y el uso de los valores de los demás y el don de los valores propios, este es el verdadero intercambio. Generalmente estos valores se han concebido de una manera tan auto-referente que se devalúan los de los demás.
Este concepto, llamémosle utopía por un minuto - yo no voy hacia las utopías, pero se parte de las utopías, de un sueño, un deseo que es una utopía porque todavía no ha encontrado un lugar, pero cuando lo encuentra luego se convierte en heterotopia, en la realización - este concepto se encuentra en la división/multiplicación del espejo. Porque esta división tomada como un principio, lleva a la con-división.[1] Si se parte de la multiplicación se olvida que la multiplicación se realiza a través de la división, mientras prácticamente la multiplicación no es sino una Superdivisión. Si se considera la división como un principio natural se llega a considerar la con-división como un principio social. ¿A qué conduce la con-división? Conduce a la idea de que hay una riqueza, descubierta o por descubrir, y que esta riqueza es de todos. Si esta riqueza se considera en términos de multiplicación, crea exclusión. La multiplicación crea exclusión, ya que crea acumulación.
Este es un concepto reduccionista de riqueza: cuanto más se acumula más se reduce la riqueza. En la diferencia, cada persona disfruta de la riqueza de los otros y entonces se recompone esta idea de riqueza tan grande que todo el mundo tiene una riqueza universal. Esta riqueza se difunde y se manifiesta a través de un sistema que es lo que nosotros tratamos de identificar y posiblemente de desarrollar a través del banco de los valores humanos, donde se comprende que cada persona produce y consume como otras personas y, entonces, se realiza este intercambio de bienes o de acciones en donde la noción misma de economía se convierte en una mediación necesaria, dinámica, pero no multiplicativa en el sentido de cierre de los valores, de concentración de unos valores en detrimento de otros valores. Luego están las variedades. Cada persona es una variedad diferente de ser humano. La nueva frontera que tenemos que superar ese este falso egoísmo de multiplicar por sí mismo en lugar de compartir con los demás. Yo me siento atraído por las diferencias, no estoy atraído por un mundo de una sola hoja, de un solo árbol, de una sola piedra, de un solo color. Si fuese así, sería la muerte.
Todo esto es cultura: la cultura como formación de principios sobre los que construir la economía, hacer funcionar la economía, hacer funcionar la política. Es por eso que nace Love Difference - Movimiento artístico de una política Intermediterránea, porque no creemos que podamos crear una Unión para el Mediterráneo sin que exista una preparación cultural que lleve a la gente a estar lista para una economía diferente. Si hay especulaciones de tipo acumulativo, en el sentido de una parte sobre la otra, esto no puede funcionar. Estamos trabajando en proyectos de carácter económico que se pueden luego aplicar a este concepto de cultura, pero tenemos un ejemplo de cuan importante es la base cultural en la relación entre diferentes, entre diferentes estados, entre diferentes gustos, entre diferentes tradiciones. Lo importante que es lo demuestra el hecho de que la Unión Europea se creó, y tiene un gran problema por esto, sobre la economía, sobre el dinero, sobre la política y no sobre la cultura. Grandes fricciones y grandes problemas a resolver en Europa son justamente los de la cultura. Hay una falta de conexión cultural.
HBM: De los cuadros-espejo a la mesa-espejo del Mediterráneo. Has llevado el diálogo entre la obra, el espectador, el espacio y el tiempo, de un plano vertical a un plano horizontal en forma de Mediterráneo. ¿Se puede considerar esta obra una síntesis de tu trayectoria artística y de diálogo?
MP: Yo no diría la síntesis, diría un fragmento, un detalle de mi recorrido. Tal vez la declaración más sintética de lo que es la perspectiva hacia el futuro es el Tercer Paradiso. El Tercer Paradiso es un símbolo que no se produce con el espejo, sino que se produce por un mecanismo que se puede remitir a la división/multiplicación del espejo, o sea, este vientre que ha sido creado dibujando tres círculos, llevando el signo de infinito a dibujar tres círculos en lugar de dos, cuyo círculo central es un vientre. Este vientre es el vientre de la división/multiplicación, mientras que por lo que se refiere al Mediterráneo, o a los Mediterráneos, el concepto de espejo es significativo ya que se habla de espejos de agua. Es espejo, también por el hecho de que cada persona a su alrededor, tanto alrededor de la mesa como alrededor del Mediterráneo, se refleja a si mismo y ve reflejados los que están delante y los que le rodean. Cada país del Mediterráneo es una persona que puede ver reflejado a sí mismo como todos los demás que están alrededor de la mesa.
Esto es nuevamente un fenómeno muy funcional en sí, fenomenológico debo decir, es al mismo tiempo fenómeno y expresión. La Cittadellarte en sí es una mesa-espejo, un patio-espejo, porque es un lugar desprovisto de todo significado social, así como lo es el espejo, que es vacío, pero un vacío que refleja toda la existencia, o sea, es la nada que contiene el todo. Eso, Cittadellarte es una nada, de hecho he declarado que mi legado será un espacio vacío, pero mi espacio vacío es el todo.
HBM: ¿El Mediterráneo como espacio geográfico o como espacio simbólico?
MP: Bueno, geográfico sin duda. Porque es realmente una geografía líquida. Pero también simbólico. Siempre pensamos al mar como el fin de la tierra, como el límite de la tierra. Yo con la idea del mar Mediterráneo pienso en la tierra como el límite del mar, como límite de una fluidez. La tierra endurece y el mar fluidifica, entonces hay esta idea de comunicación.
HBM: Cittadellarte es un proyecto utópico en el que el arte interactúa y se enfrenta a todos los aspectos de la vida humana y de la sociedad. ¿Con el proyecto de Cittadellarte se cierra el círculo de tu investigación? ¿Es tu utopía realizada?
MP: Esto si, diría propiamente que sí. Porque nace de la idea de la transformación social responsable, de un cuestionamiento del mundo, entendido no en términos revolucionarios, sino evolucionarios (es un neologismo que espero se me permita). Creo que el hecho de identificar el proyecto con un lugar, incluso si el proyecto es vasto, quita a la vastedad del concepto utópico lo indefinido y la imposibilidad de realización. La palabra utopía significa no-lugar. Cittadellarte es un lugar y desde el momento en que se pasa del no-lugar al lugar comienza la cultivación de este jardín. La idea del Tercer Paradiso es la idea del jardín. Paraíso en persa quiere decir jardín protegido y en el desierto había esta idea del lugar cultivado, del huerto, del lugar protegido de las invasiones. Nace precisamente en Cittadellarte la idea del Tercer Paradiso que no es, ni más ni menos, la relación entre lo que puede ser la naturaleza y el artificio, que están en conflicto en nuestros días. Los dos círculos extremos son los elementos conflictivos, naturaleza y artificio, y en el centro hay este gran vientre en el que debe crecer una humanidad consciente y capaz de hacer buen uso del artificio con el fin de proteger a la naturaleza, hacer que el artificio y la naturaleza convivan. Este es el jardín, este es el espejo de Cittadellarte.
[1] Condivisione: del verbo italiano condividere. En castellano se traduciría con el verbo “Compartir”. Utilizamos el neologismo “con-división” para remarcar la oposición al término división utilizada por Pistoletto.