português english
1. “Ni hombre. Ni mujer. Gente.”
Libres y libertarios, vestidos con purpurina, faldas y pestañas postizas, un conjunto de fuerzas masculinas ocupaba el escenario en pleno régimen de dictadura militar en Brasil. Dzi Croquettes grupo de teatro que surgió en la década de los 70, en Rio de Janeiro, hacía espectáculos musicales con una enorme dosis de osadía, humor e irreverencia.
El grupo fue rescatado recientemente por el documental Dzi Croquettes[1], realizado por Raphael Alvarez y Tatiana Issa, en 2009, y por el libro “A Palavra Mágica: a vida cotidiana do Dzi Croquettes”[2], de Rosemary Lobert, lanzado en 2010 (publicación de su tesis de máster en antropología social, 1979). A pesar de innumerables presentaciones en Rio de Janeiro, São Paulo y Paris, los únicos registros encontrados para la elaboración de la película fueron los de una TV pública alemana y algunas escenas de entrevistas de la emisora de televisión Globo, en Brasil. La iniciativa de levantar la investigación y la recuperación de ese material salva el grupo de caer en el olvido y denota la gran importancia que los Dzi Croquettes tuvieron para el arte, el teatro y la vida de toda una generación.
Dzi Croquettes eran “Las Internacionales”. Trece hombres fuertes, masculinos y peludos ocupaban el escenario con figurines glamourosos: faldas, zapatos con tacones, maquillaje cargado y cuerpos casi desnudos. Eran ellos: Lennie Dale, Wagner Ribeiro de Souza, Cláudio Gaya, Cláudio Tovar, Ciro Barcelos, Reginaldo de Poli, Bayard Tonelli, Rogério de Poli, Paulo Bacellar, Benedictus Lacerda, Carlinhos Machado, Eloy Simões y Roberto de Rodriguez. En pocos años, fueron responsables de una revolución de comportamiento liberándose de valores morales con relación a la masculinidad y la feminidad, en un momento político en que “todo el desnudo era castigado”.
“Eran hombres vestidos de mujer, pero nadie quería ser mujer” dice el cantante Ney Matogrosso en su declaración, presente en el documental. La cuestión era justamente esa: jugar con una sexualidad doble huyendo de cualquier tipo de clasificación. “¿Cual es esa manía de clasificar?”, decía uno de los integrantes. Se ha creado entonces una confusión de estereotipos sexuales confundiendo incluso la propia dictadura que no conseguía detectar donde estaba exactamente la amenaza del grupo, además de los cuerpos desnudos. Negando los rótulos y asumiendo la multiplicidad de caracteres, ellos mismos decían: “Los Dzi Croquettes no son representantes del gay-power, ni de los andróginos, ni de los hombres, ni de las mujeres, ni de los blancos, ni de los negros, sino de todos. Porque o nosotros representamos todos o no representamos nada.”[3]
En 1973 Dzi Croquettes es censurado, pero después de 30 días es liberado por falta de argumentos consistentes, con la condición impuesta de cubrir sus cuerpos. Vale acordarnos de la tradición del carnaval brasileño donde, durante los días de fiesta, muchos hombres salen por las calles vestidos de mujer. El grupo era pues político en la manera de ser y criticaba las instituciones en las entrelineas de la comedia musical.
Los espectáculos mezclaban jazz, musicales de Broadway, cabaret, samba, teatro de revista, macumba, bossa-nova, improvisación, en un ejercicio de pura antropofagia, evocando el manifiesto de Oswald de Andrade: “Solo la antropofagia nos une.” Devorando todas las culturas y hablando varias lenguas, los Dzi Croquettes alcanzaban todo el tipo de público y llevaban al extremo la propia noción de espectáculo.
2. Breve historia del grupo
Con el espectáculo “Gente Computada Igual a Você”, de 1972, el grupo tuvo un gran éxito en Rio de Janeiro y en São Paulo. Presentando números cantados, doblados, danzados, monólogos y parodias, los Dzi abusaban de la ironía y del doble sentido. Los textos tenían autoría de Wagner Ribeiro y la preparación técnica del grupo era de Lennie Dale, coreógrafo norte-americano naturalizado brasileño. Se autodenominaban “las internacionales” por la multiplicidad de lenguas que componían el espectáculo: portugués, inglés y francés eran las más utilizadas. Y el humor guasón juntaba todas ellas en un ejercicio de extrema libertad de lenguaje teatral.
Fue creado todo un vocabulario “croquette”, con algunas palabras tan utilizadas que llegaran a entrar en el diccionario de la lengua portuguesa como, por ejemplo, “tiete”[4]. El nombre Dzi Croquettes fue también elegido por la vía del humor. Inspirado en el grupo americano The Cockettes, se hizo una alusión a los croquetes[5] que ellos estaban comiendo en aquel momento y la sonoridad del artículo the (zê - dzi). Dzi Croquettes. Al final, como los croquetes, decían, todos estamos hechos de carne.
Esencialmente colectivo, el proceso de creación de los Dzi Croquettes era el del Teatro de Grupo, en su versión más radical. Además de actuar juntos y acreditar la misma concepción estética e ideológica de lenguaje, los Dzi Croquettes vivían juntos, constituyéndose como una familia, estableciendo funciones y papeles para cada miembro: padre, madre, hijas, tías, gobernanta, en fin; haciendo de la propia vida un teatro y del teatro la vida. En casa o en el escenario, lo que los Dzi Croquettes estaban proponiendo era una forma de vida.
Poco después de ser censurados en Brasil, los Dzi Croquettes deciden embarcar hacia Europa apenas con el dinero de los espectáculos y casi dos toneladas de escenario y figurines. Una sesión especial en París hecha para Lisa Minelli y sus invitados llenó el teatro y ellos alcanzaran éxito y reconocimiento. La actriz, tenida como la madrina del grupo, no esconde su gran admiración: “Ellos se expresaban con todo el cuerpo y nosotros sentíamos esa energía en torno de ellos. Como si hubiese humo.”
Josephine Baker
La cantante y bailarina Josephine Baker, que en esa ocasión estaba entre los invitados de Lisa Minelli, le dijo al director del Teatro Bobino que cuando ella muriese le gustaría que los Dzi Croquettes fuesen los próximos en presentarse. Lo que de hecho sucedió cuando, después de una semana de presentaciones, en abril de 1975, Josephine Baker falleció y el director, atendiendo a su ultimo deseo, llama los Dzi Croquettes para ocupar el escenario. Con un nuevo éxito y la presencia de invitados ilustres en la platea como Jeane Moreau, Mick Jagger, Maurice Bejart, entre otros, el grupo alcanza fama en Europa, pero deciden volver a Brasil en seguida.
Sin embargo, en el inicio de los 80, con el surgimiento del Sida, el grupo pierde cuatro de sus integrantes, tres asesinados y un enfermo de aneurisma. De los trece quedan cinco: Ciro Barcellos - actor; Benedictus Lacerda - guía turístico; Rogério de Poly - actor; Bayard Tonelli - actor, director de arte y coreógrafo; y Cláudio Tovar - actor, escenógrafo y figurinista que, en esta edición de la revista Interartive, presenta su producción de zapatos en la galería virtual.
3. Contaminaciones e influencias
Los figurines incorporaban la basura con glamour internacional. Hechos con restos de carnaval, ropas encontradas, lentejuelas, calcetines de fútbol, vestidos y fracs, la composición del vestuario era una mezcla de tonos, colores y texturas donde la basura se volvía lujo. En la escena en que ellos danzaban “Así habló Zaratustra”, de Strauss, por ejemplo, tejidos volantes ganaban movimiento como alas de Loïe Fuller, como si fuesen mariposas volando por el espacio. El humor estaba presente en todo momento, ya fuera en la elección de las músicas, en la combinación de movimientos o en los textos.
La rigidez técnica y la preparación física, exigida por Lennie Dale, sin embargo, hacía del grupo bailarines profesionales. El trabajo de cuerpo con base en las clases de jazz y tip tap –ritmos adoptados en los musicales de la Broadway– posibilitaba la ejecución de movimientos limpios y precisos haciendo contrapunto al exceso de libertad corporal y textual. Visible, por ejemplo, en el bolero “Dois pra lá dois pra cá”, en la voz de Elis Regina, danzado con rigor técnico y atrevimiento.
En el rostro, el maquillaje creaba un disfraz. Eran como máscaras que ocultan y revelan a la vez. Donde es posible ver sin ser visto. Un mural escénico compuesto de objetos y símbolos astronómicos, plataformas muebles e intensos focos de luz componían una capa de excesos. La mirada no abarcaba el conjunto y el movimiento era acelerado. Sin embargo, todo funcionaba. En acumulaciones, desvíos o golpes de risa, movían certezas en la convicción de sus pasos.
La devoración de elementos extranjeros en fusión con la cultura brasileña presente también en el Tropicalismo y en las ideas del Manifiesto Antropofágico de Oswald de Andrade tiene su máxima expresión con Dzi Croquettes. Por la contracultura y experimentalismos de vanguardia, el grupo llevó al extremo las tentativas de superar las dicotomías arte/vida, arte/antiarte, haciendo del teatro, al final, un proyecto de vida. En las palabras de Lennie Dale: “Life is a cabaret”.
Dzi Croquettes existió entre 1972 y 1976 y ejerció influencia en diversos artistas como Secos & Molhados, Ney Matogrosso, Frenéticas, entre muchos otros. Notase también la importancia que han tenido en el ámbito teatral, influyendo grupos como el Teatro Vivencial, de Recife, y toda una corriente que lleva adelante los conceptos de teatro de grupo y creación colectiva. También la comedia de costumbres, caricatura, libertinaje, travestismo y el movimiento gay se apoyaron en el vigor de la presencia de grupo. Las contaminaciones se diseminaban con velocidad en todo el arte de esa época.
Con la “fuerza del macho y la gracia de la hembra”, slogan del colectivo, los Dzi Croquettes pasaron como un viento fuerte moviendo las estructuras. Un lugar donde nada es estático, donde los conceptos se mezclan desorientando clasificaciones. Intensos, magnéticos y osados, dejan su mensaje: “Ya que somos todos ignorantes, enloquezcamos, pues.”
[1] Raphael Alvarez e Tatiana Issa. Dzi Croquettes [Filme] Tria Produçoes. Brasil 2009.
[2] LOBERT, Rosemary. A palavra mágica: a vida cotidiana dos Dzi Croquettes, ed. Unicamp, Campinas: 2010
[3] Folha de São Paulo, 2.8.1973 in LOBERT, R. Op Cit. p.245
[4] Tiete, en portugués, es utilizado para referirse a los fans.
[5] Parte de la culinaria brasileña, croquete viene del francés croquette: pequeños trozos de carne freídos.