Antoni Muntadas: "Media Stadium", 1992/2006. (fotos: Bettina Brach/cortesía del artista)
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Notas sobre "Media Stadium" de Antoni Muntadas.
Desde la década de los ochenta, Antoni Muntadas ha ido reflexionando sobre el principio de la historia y su relación con los lugares, protagonistas silenciados por las heroicas acciones humanas o cortinas de fondo de los eventos mediatizados. Insaciable lector de nuestro entorno, el artista ha ido desvelando por medio de un proceso de investigación lo que de la Historia ha permanecido quieto bajo el manto del pasado. Activar la historia, o mejor, las diversas historias del lugar, significa despojarlo de su presente estoico e indiferente, por medio de la búsqueda de documentos ocultos o dispersos y, de esa forma, activar una parte de nuestro archivo histórico que usualmente se queda a la sombra de lo simbólico, de lo mitológico o de lo construido a través de los medios de comunicación. A partir de 1989, esta reflexión sobre hitos urbanos y memoria ha empezado a explorar también la tipología del estadio en su desarrollo histórico. La larga serie titulada Stadium, que ya alcanza XIII media arquitecture instalation presentadas en diferentes ciudades, explora el estadio bajo el paradigma histórico panem et circensis[1] (pan y circo), es decir, como lugar donde se ejerce el control, el poder y el consumo sustentadas por los medios.
Junto con las instalaciones, Antoni Muntadas ha realizado un vídeo titulado "Media Stadium" (1992/2006). Este archivo de memorias contempla una serie de fotografías de archivo divididas en cuatro bloques temáticos: la arquitectura, el mobiliario, las actividades y los símbolos. Cada uno de ellos nos lleva a reflexionar sobre una doble percepción de la memoria: la arquitectónica y la simbólica. La primera es la memoria del espacio físico con sus formas geométricas, sus estilos y sus decorados. Aquí el espacio se presenta como contenedor de la experiencia directa de las masas, del acontecimiento mediático, de la propaganda política, del entretenimiento, etc. La segunda es la memoria del acontecimiento simbólico, invisible la mayoría de las veces y que por eso necesita ser activado. Muntadas utiliza la técnica del montaje para crear un archivo basado en un contrapunto de imágenes históricas y recientes, un dispositivo que desvele lo que normalmente resulta invisible aunque sea mostrado abundantemente por los media.
Analizar históricamente la palabra estadium y su significado requiere desarrollar una narración no lineal en la que pluralidades de historias se entrecruzan con intereses políticos, sociales, económicos y con equilibrios de poder. Esta línea de análisis nos conduciría a empezar investigando los circus, arenas y anfiteatros construidos por los griegos y los romanos, lugares en los que el pueblo podía disfrutar de espectáculos de naturaleza variada. Para no ir demasiado lejos en el tiempo desenvolveremos sólo los elementos que más nos interesen de nuestra narración en la época contemporánea. Estos elementos, por otro lado, evidencian como las tipologías arquitectónicas y simbólicas del pasado no presetnan grandes diferencias con las tipologías del estadio contemporáneo, en ambos casos, de hecho, se trata de lugares de competición en los que se espectaculariza -como si se tratara de una puesta en escena teatral con sus momentos catárticos y movimientos de éxtasis- el antiguo ritual entre ganadores y perdedores.
En el contexto moderno, nos dice Antoni Muntadas, la palabra genérica stadium se refiere a una gran construcción que combina un espacio interior y uno exterior con asientos para los espectadores: un circo, un anfiteatro, un coliseo, un pabellón, un auditorio, un centro cívico, una asamblea.[2] Sin lugar a dudas, el estadio no es un espacio neutral de diversión y juego limpio sino un instrumento para la estimulación y manipulación de las emociones. Durante el paso del tiempo en él se han jugado las estrategias propias de los deportes y también de la política: este contenedor de masas ha sido históricamente un aparato para el entretenimiento, pero también para la propaganda. Baste con pensar en el Coliseo romano construido para el entretenimiento de las masas -esclavos, plebeyos y aristocrátas- y al gran Stadium construido por Hitler con ocasión de la XI Olimpíada de 1936. Ambas tipologías no han mutado ni su forma geométrica, ni la materia simbólica. Ambas han sido instrumento organizado para alimentar la presencia y la inclusión de la ideología, la jerarquía y la violencia junto con el control y el espectáculo.
Aunque el Coliseo se haya convertido en emblema de la modernidad para plantear la relación entre espacio y fenómeno social de entretenimiento de las masas, se debe a los estadios contemporáneos haber añadido un valor totalmente nuevo: la posibilidad de formar una opinión pública por medio de los sistemas de representación mediática. A partir del siglo XX, el espacio arquitectónico del estadio se ha relacionado no sólo con la política, el control y el consumo, sino también con el beneplácito de los medios de comunicación masiva del poder. Antoni Muntadas lo aclara con las siguientes palabras: "Los ‘espectáculos' son presentados por los productores, managers, conductores, etc. a través del packaging de eventos, utilizando arquitectura, propaganda, diseño y presentación multimedia para sumergir a la audiencia en un estado consciente/inconsciente de ocio. El adoctrinamiento y el control llegan a través del entretenimiento, bajo la forma de juegos y competencias, y la seducción de la audiencia mediante representaciones espectaculares y monumentales es el éxito final. La audiencia es entonces atrapada y consumida.[3]
Así, las estructuras actuales de los estadios se han convertido en "arquitecturas mediáticas" (Muntadas) lugares multifacéticos para eventos muy diferentes, desde los conciertos hasta los partidos, desde los desfiles de moda hasta los encuentros religiosos.
Con el comienzo del siglo XXI la tipología arquitectónica del estadio, que tenía que ser funcional al ocio, al entretenimiento y a la política, se ha caracterizado por la voluntad de estetización y espectacularización de sus propias formas. Como señala Iris Dressler, los estadios se han convertido en "espectaculares y bio-mórficos hitos que a menudo simulan ingravidez".[4] El diseño arquitectónico de los estadios que expresaba necesidades de capacidad para multitudes, orden y control, enfatizando en muchos casos su función represiva, ha reemplazado al museo como objeto de prestigio urbano y subrayado los intereses comerciales y el espectáculo público como un medio artístico de propaganda que requiere una detallada planificación mediática.
Mediante representaciones espectaculares y monumentales, el adoctrinamiento y el control de la audiencia se manipula bajo las formas del entretenimiento, del juego, del partido o de la competencia hasta que la seducción llegue a su éxito final: atrapar y consumir la audiencia. Según Camiel van Winkel, si "la construcción de los estadios se pudiera ver como un vídeo a cámara rápida", entonces "sería visible el encierro prolongado y continuo de las masas".[5] Todo esto presenta Antoni Muntadas en "Media Stadium" a través de un recorrido histórico que desvela los significados ocultos de nuestra sociedad.
[1] Antoni Muntadas realizó una publicación con este titulo en la que, a partir de la voz latina que alude al acto de proveer espectáculos al pueblo con el fin de distraerlo de los problemas políticos, sociales y económicos, hace una genealogía de las relaciones entre la arquitectura del estadio, los mass media y la audencia en nuestra contemporaneidad. Antoni Muntadas, Panem et Circensis, Gent, Inschoot, 1993
[2] Antoni Muntadas, Notes on Stadium, en Stadium, Walter Phillips Art Gallery; The Banff Center for the Arts, Banff 1989.
[3] Ibden.
[4] Iris Dressler, "¿Qué es un Estadio? Y ¿dónde tiene lugar?", publicado en el cátalogo Muntadas. Protokolle. Textos/Texts: Karl-Josef Pazzini, Iris Dressler, Hans Dieter Huber. Württembergischer Kunstverein, Stuttgart (Alemania/Germany), 2006.
[5] Camiel van Winkel, Tanz, disziplin, Dichte und Tod. Die Masse im Stadion, en: Matthias Marschik/Rudolf Müllner et al (Ed.), Das Stadion Geshcichte, Architektur, Politik, Ökonomie, Viena, 2005, p. 251. Citado por Iris Dressler, ob. cit.