Cuidando de la cultura a distancia: Los profesionales de museos durante la pandemia de la COVID-19 | MONSERRAT PIS MARCOS Y MARISA GÓMEZ

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Introducción

La confirmación del coronavirus como pandemia en marzo de 2020 por la Organización Mundial de la Salud dio lugar a la aplicación generalizada y a nivel internacional de una serie de medidas de prevención y de actuación que han afectado a la vida cotidiana de ciudadanos de todo el mundo. Entre ellas, figuran el cierre de museos y centros culturales de todo tipo, independientemente de su temática, dimensiones o titularidad. 

Este cierre ha tenido consecuencias para miles de profesionales de museos de todo el mundo. El presente artículo aborda el impacto de esta situación en su día a día. Se trata del primer estudio centrado específicamente en este colectivo en lugar de en las instituciones para las que trabajan o trabajaban. 

La información contenida en las siguientes páginas procede de una encuesta difundida entre trabajadores de museos internacionales y realizada entre finales de abril y principios de mayo de 2020.

 

Estado de la cuestión

El estudio que presentamos forma parte de un amplio abanico de reflexiones, debates, encuestas y estudios que han proliferado en paralelo al cierre mayoritario de los museos a partir de marzo. 

De hecho, en la situación inédita a la que se están enfrentando los museos, el conocimiento compartido a través de encuestas se ha convertido en una herramienta clave mediante la que los organismos locales, nacionales e internacionales vinculados a la museología y la gestión cultural, los propios museos y los profesionales del sector han intentado –y continúan intentado– medir las consecuencias de la crisis sanitaria y proponer respuestas a algunas de las incertidumbres sobre el presente y el futuro de los museos. 

Los principales análisis desarrollados hasta el momento se han centrado fundamentalmente en tres aspectos: 

  • El impacto económico de la COVID-19 sobre los museos, en términos de ingresos, afectaciones al personal o fuentes de financiación alternativas.
  • Las respuestas de las instituciones al cierre, profundizando especialmente en el desarrollo de estrategias de presencia digital.
  • Las previsiones y escenarios para la reapertura.

En este sentido, uno de los estudios con mayor repercusión ha sido el de la red NEMO (Network of European Museum Organisations), que el pasado 26 de marzo lanzaba una encuesta en la que se abordaban tanto los aspectos económicos –pérdida de ingresos, impacto en el personal, fuentes de financiación alternativas– como los procesos de digitalización de las actividades en diferentes museos europeos –perfil digital, aumento de visitantes en línea, uso de redes sociales, popularidad de servicios en línea. Asimismo, se recogían buenas prácticas de las distintas instituciones relativas a su respuesta a la crisis, su presencia en línea o sus propuestas de reapertura. La encuesta estuvo activa hasta el 30 de abril y el 12 de mayo se publicaron los resultados definitivos y las recomendaciones pertinentes, que pueden consultarse aquí

La UNESCO y el ICOM también han realizado sus respectivas encuestas. En el caso del ICOM, el 28 de abril lanzó una encuesta que, bajo el título “Museos, profesionales de museos y COVID-19”, trataba de recoger datos sobre el estado de los museos (abiertos o cerrados), el impacto económico de la crisis, los cambios en las actividades digitales o las condiciones de seguridad y conservación en los museos durante el cierre. En cuanto a las condiciones de los profesionales del sector, la encuesta abordaba la situación tanto de autónomos como de personal contratado en términos de: trabajo en el museo, desde casa, vacaciones obligatorias, ERTE o despido.  La encuesta finalizó el 7 de mayo y los resultados se publicaron el 26 de mayo, concluyendo que en el 84% de los museos encuestados el personal había trabajado desde casa y que el 6% de los contratos temporales no se había renovado durante el período de cierre. El estudio completo del ICOM puede consultarse aquí.
En el caso de la UNESCO, la encuesta se realizó entre el 16 y el 20 de mayo. El reporte final se publicó también el 26 de mayo, agregando datos de otras fuentes como el estudio de la red NEMO, sitios especializados, prensa o la propia red internacional de delegaciones de la UNESCO.

Por su parte, la red Ibermuseos lanzó también el 16 de abril una encuesta a nivel internacional para recoger datos de las condiciones, necesidades y expectativas de los museos del espacio iberoamericano. Los resultados de esta encuesta aún no han sido publicados. 

En el contexto de España, el 2 de abril el Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya emitió también un formulario dirigido a los museos de la región en el que valoraba las afectaciones de la COVID-19 sobre las diferentes actividades del museo, sobre el personal propio y externo y medidas tomadas respecto al mismo (jornada completa o parcial, teletrabajo, suspensión temporal, etc.) y sobre los ingresos y los gastos del museo. Los resultados de la encuesta pueden verse aquí

Lejos de pretender hacer un estudio exhaustivo de las diferentes encuestas e informes que se han realizado sobre el tema de los museos y la COVID-19[1], sí nos interesa destacar en este punto que, hasta el momento, el tema concreto de cómo ha afectado la situación a los trabajadores de museos se ha abordado en la mayoría de los casos tangencialmente y desde una perspectiva económica, como hemos visto en el caso de la encuesta de NEMO. El enfoque específico del estudio que aquí presentamos –el impacto de la COVID-19 en el día a día de los trabajadores de museos– sólo ha sido abordado por la encuesta del ICOM en términos de situación laboral general, pero no de las condiciones en que desempeñan sus tareas en dicha situación (si es el caso) y, por tanto, actualmente no disponemos de otros resultados que puedan complementar los de nuestra encuesta en este sentido.   

 

Metodología

La recogida de datos en la que se basa el presente artículo se realizó mediante un cuestionario público que fue difundido por diversos medios. Este se dirigió a profesionales de museos en activo o que hayan dejado de estarlo a consecuencia de la crisis desencadenada por la COVID-19.

Dicho cuestionario fue generado a través de Google Forms y constaba de 21 secciones con un número variable de preguntas por sección. Pese a que el total de preguntas era de 34, estas estaban diseñadas para ir conduciendo al participante por diversos itinerarios en función de sus respuestas, de modo que ninguno de ellos hubo de contestar a todas. 

Las preguntas comunes hacían referencia a los datos personales de los encuestados, sus países de procedencia, las instituciones para las que trabajan o trabajaban, la potencial fecha de cierre de las mismas y la percepción de su rendimiento durante la crisis de la COVID-19.

El cuestionario se produjo en inglés y en español y los datos se recogieron entre el 22 de abril y el 4 de mayo de 2020. La difusión se realizó por medios electrónicos: por un lado, a través del envío directo a participantes contactados previamente y, por otro, mediante su publicación en grupos de temática específica de museos activos en redes sociales. Tanto los participantes interpelados directamente como los captados a través de medios indirectos contribuyeron a desencadenar un efecto bola de nieve, ampliando el ámbito de recogida de información.

Se recabaron un total de 40 cuestionarios, siendo 39 válidos y uno duplicado. De estos 39 cuestionarios válidos, 20 fueron respondidos en inglés y 19 en español.  

Análisis de datos y presentación de resultados

Con la finalidad de garantizar la privacidad de todos los trabajadores participantes en la encuesta, se les preguntó por la posibilidad de publicar el nombre de la institución para la que trabajan o trabajaban, optando la mayoría por no hacer público el nombre de su institución. Entre los trabajadores que han formado parte de este estudio se encuentran empleados del Museo Nacional del Prado (2) y el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología en España (1), el Københavns Museum (1), la Ny Carlsberg Glyptoteket (1) y el Museo Nacional en Dinamarca (1), el Museum Martena en los Países Bajos (1), el Headstone Manor & Museum en el Reino Unido (1), el Museo Paranaense en Brasil (1), el Vytautas the great war museum en Lituania (1), así como el Kittitas County Historical Museum (1) y la Japanese Society (1) en Estados Unidos. También ha participado en la encuesta el estudio-laboratorio de conservación y restauración Julia Betancor que, si bien no es un museo, trabaja directamente para el sector. 

Además de trabajadores de otros museos de estos mismos países (14 de España; 5 del Reino Unido), en el estudio han estado representados también trabajadores del sector procedentes de Grecia (1) y México (1). 

La mayor parte de los trabajadores representados en la encuesta tienen una amplia trayectoria profesional en el sector de los museos. El mayor volumen de respuestas, dieciséis, es de trabajadores con una experiencia profesional que supera los 10 años, seguido de los trabajadores que llevan en el sector entre 4 y 10 años, con catorce respuestas. Finalmente, los menos representados, con nueve respuestas, son los trabajadores con una experiencia de entre 0 y 3 años. Entre todos ellos, un alto porcentaje trabaja en departamentos relacionados con la educación (didáctica o mediación), pero también están representados trabajadores que ocupan diferentes roles en departamentos que –teniendo en cuenta la heterogeneidad de departamentos y cargos en los diferentes museos– podrían agruparse de manera genérica como conservación, atención al visitante, colecciones, exposiciones, comunicación y difusión y otros servicios (librería).

En el momento de responder a la encuesta, todas las instituciones museísticas de los trabajadores participantes se encontraban cerradas, salvo una excepción: el estudio-laboratorio de restauración Julia Betancor. Esta institución –siguiendo una serie de preguntas del cuestionario sólo disponibles para la opción “sí, la institución está abierta actualmente” – cerró temporalmente a partir del 12 de marzo y volvió a reabrir antes del 29 de abril. Durante el período de cierre temporal, los trabajadores no continuaron desarrollando su labor y, una vez reabierta, continúan trabajando en modalidad no presencial. 

 

Las respuestas a los cuestionarios ponen de relieve que la decisión de cerrar los museos, en la mayoría de los casos, respondió a una orden gubernamental, aunque algunos de los trabajadores ponen de manifiesto que la decisión partió de los propios museos, probablemente antes de que hubiese directrices al respecto por parte de los organismos gubernamentales. Sabemos que en el caso de España, Grecia, Dinamarca, Brasil, Lituania, México y Países Bajos, los gobiernos decretaron medidas excepcionales de cierre de instituciones culturales. En el caso de Estados Unidos –e inicialmente en Reino Unido–, el cierre de los museos partió en primera instancia de instituciones de referencia, principalmente de Londres, Nueva York, Boston y Washington. Los cuatro trabajadores de museos de Estados Unidos que han participado en la encuesta coinciden en que fueron sus propias instituciones las que tomaron la decisión de cerrar. 

En cuanto a las ayudas al sector cultural, existe una llamativa diferencia entre las respuestas del panorama nacional español, representadas en el cuestionario en castellano, y las del panorama internacional, representadas por el cuestionario en inglés. Mientras que en España sólo cuatro trabajadores dan cuenta de la existencia de ayudas a las que pueda acogerse la institución para la que trabajan, en el ámbito internacional son mayoría los trabajadores que sí ratifican la existencia de ayudas. Así es en el 100% de los museos de Países Bajos, Estados Unidos y Grecia. En el caso de Dinamarca, dos de los tres trabajadores participantes en la encuesta afirman que su institución sí disponía de ayudas, mientras que un tercero respondía que no. De los seis encuestados participantes que trabajan en museos del Reino Unido, uno respondió negativamente a la posibilidad de que su institución pudiese acogerse a ayudas para hacer frente a la crisis de la COVID-19. Los trabajadores de museos de México, Brasil y Lituania afirman que sus instituciones no contaban con ayudas disponibles en el momento de responder a la encuesta. 

La mayoría de los trabajadores encuestados continúan trabajando para su institución pese al cierre. En el ámbito nacional, son diez los trabajadores que han mantenido su puesto de trabajo, todos ellos en museos nacionales y otras instituciones estatales de titularidad pública, y ocupando puestos en departamentos de educación, colecciones, actividades, restauración y comunicación, así como de coordinación de atención al visitante. Otros diez trabajadores no continúan trabajando actualmente, siete de los cuales son mediadores o personal de atención al visitante en la misma institución privada, uno es mediador en varias instituciones de Madrid, uno es trabajador de la librería de un museo y el último es trabajador del sector de la restauración vinculado a un museo nacional (su respuesta consta en el formulario en inglés). 

En el ámbito internacional, todos los participantes en la encuesta afirman haber mantenido su puesto de trabajo. 

A aquellos trabajadores que respondieron que no continuaban trabajando para su institución, se les preguntaba por las previsiones de recuperar su puesto una vez finalizada la crisis. En este sentido, la perspectiva es bastante positiva: ninguno de los diez trabajadores respondió que no esperaba recuperar su puesto. Al contrario, todos tenían prevista su reincorporación salvo tres de ellos, de instituciones distintas, que mantenían la duda.
Seis de estos trabajadores afirmaron haberse acogido a ayudas específicas mientras que cuatro trabajadores (tres en el cuestionario en castellano y uno en el cuestionario en inglés) declararon no haberse acogido a ayudas. Tres trabajadores de los que se han acogido a ayudas y tres de los que no, pertenecen a la misma institución privada. 

Entre el grupo de trabajadores todavía en activo, los cuestionarios en ambos idiomas manifiestan que durante la crisis de la COVID-19 muy pocos profesionales continuaron asistiendo a su institución. Las cuatro personas que mantuvieron su modalidad de trabajo como presencial proceden de Brasil (Museu Paranaense), Dinamarca (Ny Carlsberg Glyptoteket), Estados Unidos (Kittitas County Historical Museum) y Países Bajos (Museum Martena). Resulta especialmente significativa una de estas respuestas porque pertenece a una responsable de conservación y restauración, quien manifestó que no tenía otro modo de desempeñar su trabajo. Esto refleja el contraste entre niveles de confinamiento en cada país dado que en España, por ejemplo, una restauradora que ha seguido trabajando en remoto ante la imposibilidad de acudir al taller explica que, en su caso, se ha organizado una bolsa de horas que deberán ser recuperadas presencialmente cuando se restaure una cierta normalidad. 

 

Sin embargo, los desafíos de trabajar en remoto no se limitan a no estar en contacto con las obras o a no poder interactuar con el público. Perfiles más administrativos o con menor visibilidad de cara al visitante también necesitan tener acceso a una serie de herramientas imprescindibles para llevar a cabo sus tareas. Al abordar esta cuestión se observa una marcada diferencia entre el panorama español y el internacional. Frente a un 70% de encuestados españoles que afirma que su institución no les ha facilitado recursos técnicos concretos para el desempeño de sus funciones, solamente el 40% de los respondientes internacionales reconoce encontrarse en situación análoga. 

Esta tendencia se acentúa aún más cuando se plantea si los trabajadores tienen acceso a todo lo necesario para desarrollar su trabajo satisfactoriamente: en España un 80% responde que no, mientras que más de un 93% de los profesionales que respondieron al cuestionario en inglés afirma que sí. 

 

Conviene señalar que esta pregunta presenta un cierto sesgo porque entre los perfiles de empleados españoles hay quince encuestados cuyas funciones se relacionan con el público del museo, roles que por su propia naturaleza tienen más dificultades para poder desarrollar sus tareas al completo dado que dependen de la afluencia de visitantes. 

Vinculado a lo anterior, existe un porcentaje apreciable de encuestados que responde que sus tareas han variado durante la crisis, superando el 50% en el caso de los profesionales internacionales. En el cuestionario en español solamente dos personas llegaron a esta pregunta porque esta solamente se activaba cuando el encuestado respondía “sí” al apartado anterior (es decir, que sí tiene acceso a todos los materiales y herramientas necesarios para desarrollar su trabajo). Dado que en la encuesta en castellano solamente un 20% contestó afirmativamente, esta pregunta apenas tuvo respuestas. 

Tras declarar que se tiene acceso a todo lo necesario para trabajar pero que las tareas han cambiado, el encuestado era invitado a ofrecer voluntariamente más información sobre dichos cambios. A continuación, se presentan algunas de las respuestas más destacadas de los cuestionarios en ambos idiomas:

  • Las circunstancias actuales han impulsado la necesidad de desarrollar alternativas en línea a algunas de las propuestas educativas que se hacían de manera presencial en el museo. Del mismo modo, nos ha servido también para explorar la elaboración de materiales en formato digital que, sin ser novedosos en el campo de los museos, aún no se habían trabajado en la institución para la que trabajo. Esto ha llevado parejo un cambio en el sistema de trabajo y los protocolos que, hasta ahora, se habían establecido y que aún quedan lejos de estar firmemente coordinados y consolidados. 
     
  • Normally I am Head of Learning. However, in addition to overseeing our learning programmes (which where possible are digital, although in some cases have now been paused) I have been made editor of the museum’s digital programme. This means I am working across curatorial, learning, comms, and the collection team to coordinate this. [Habitualmente soy Jefa de Educación. Sin embargo, además de gestionar nuestros programas educativos (los cuales en lo posible son digitales, pese a que en algunos casos están suspendidos) se me ha nombrado editora del programa digital del museo. Esto implica que para coordinar esto debo trabajar con el equipo curatorial, de educación de comunicación y de colecciones].
     
  • All public-facing tasks: lectures and talks, are on hold; forward planning for exhibitions is uncertain as we are not sure whether they will take place physically or not, whether they will only be online. We are placing more emphasis on preparing content - information about exhibitions, collections etc, for digital format. We are now on Google Arts and are working towards uploading material to that forum. [Todas las tareas de cara al público [han cambiado]: las charlas y las conferencias están suspendidas, la planificación de exposiciones es incierta dado que no estamos seguros de si llegarán a celebrarse físicamente o no, o si solamente serán en línea. Estamos dándole mayor énfasis a preparar contenidos información sobre exposiciones, colecciones, etc. en formato digital. Estamos en Google Arts y estamos trabajando para subir contenido a esa plataforma].

Como se observa en las tres respuestas, predominan ciertas ideas principales: la incertidumbre ante el futuro y en consecuencia la necesidad de reaccionar sobre la marcha, la implantación de modelos de funcionamiento que obligan a colaborar con otros departamentos con los que habitualmente no hay una relación tan estrecha, y una preocupación por dar el salto a lo digital lo más rápidamente posible. Estas tres ideas, aisladas o en combinación, están contenidas de uno u otro modo en todas las respuestas recogidas en esta sección. 

Por otra parte, cuando el encuestado respondía “no” (sin acceso a todo lo necesario para desempeñar sus tareas), se abría un campo libre en el que se le invitaba a explicar en qué medida ha debido adaptar su manera de trabajar. La mayoría de las respuestas denotan que los respondientes se centran más en áreas a las que anteriormente habían prestado menor atención o a las que habían dedicado menos tiempo debido a las presiones derivadas del resto de su carga laboral, como es el caso de la producción y difusión de contenidos digitales. Entre los nuevos procesos de trabajo aparecen las videollamadas, los servicios de mensajería instantánea y varias opciones de almacenaje en remoto o en la nube.

Por lo que respecta a la gestión de la crisis desde un punto de vista psicológico, se pidió a los participantes que valorasen tres aspectos vinculados con su rendimiento profesional: capacidad de concentración, motivación y productividad. A continuación se les pidió que comparasen esa valoración con la valoración que habrían hecho de los mismos tres aspectos antes de la crisis, siendo 1 el más bajo y 5 el más alto.   

De nuevo, esta pregunta solamente se activaba cuando el encuestado respondía que seguía trabajando para su institución, de modo que en el cuestionario en español se registraron 9 respuestas frente a 18 en el cuestionario en inglés.

En lo que respecta a la capacidad de concentración, las respuestas del cuestionario en español arrojan una mayor diversidad que las del cuestionario en inglés, que tanto en este aspecto como en motivación y productividad se decanta por valores intermedios (3). Por el contrario, los respondientes españoles tienen cierta tendencia a optar por valores más altos (4). Tanto en un cuestionario como en otro, la capacidad de concentración se sitúa en la media o por encima. 

En lo concerniente a la motivación, en términos absolutos se observa una valoración más positiva entre los encuestados españoles que entre los internacionales, mientras que la productividad es prácticamente equiparable.

La comparación entre pasado y presente denota que, de modo general, los profesionales de museos consideran que el impacto de la crisis sanitaria ha tenido un efecto negativo en su rendimiento. Tanto en España como en el extranjero, los tres aspectos han disminuido, si bien la motivación de los respondientes españoles destaca por su resiliencia al haber más respuestas neutras que negativas. La productividad también parece haberse mantenido más estable que entre los encuestados angloparlantes. En contraste con esto, el aumento de la productividad no aparece en los cuestionarios españoles, mientras que entre los encuestados internacionales llega a superar a la neutralidad y arroja por tanto un resultado más polarizado entre la disminución y el aumento.

Otro de los temas por los que se preguntó a los encuestados fue por su nivel de información e implicación respecto al alcance de la crisis dentro de su sector de actividad profesional. De nuevo, las diferencias entre el cuestionario en español y el cuestionario en inglés son apreciables.

A la pregunta de si se estaba realizando un seguimiento de las medidas que se estaban proponiendo a nivel mundial, un 52,6% de los hispanohablantes afirmó estar al corriente, frente a un 85% de respondientes internacionales. 

La siguiente cuestión se centraba en la implicación personal de cada encuestado en iniciativas de diverso alcance territorial e institucional que tuviesen como objetivo analizar y paliar los efectos de la crisis en el mundo de los museos. 

Como es lógico, la disparidad en los niveles de seguimiento entre ambos cuestionarios dio como resultado también una implicación desigual, inferior por parte de los trabajadores de museos españoles, con solamente 3 personas involucradas, frente a las 13 del panorama internacional.

 

Para finalizar, el cuestionario invitaba a los profesionales de museos a que aportasen de manera voluntaria cualquier otro dato o valoración que deseasen hacer respecto a su trabajo durante esta crisis. De nuevo se presentan algunas de las respuestas en ambos idiomas:

  • Necesidad de reflexión sobre la mejora de las condiciones físicas y psicológicas del trabajo. La responsabilidad de cada trabajador permite la autoorganización del trabajo diario (aprovechamiento del tiempo, priorización de tareas, elección de las condiciones del puesto) mejorando su calidad. Sin embargo, la imposibilidad de acceso a las instalaciones y, especialmente, la no interacción entre público y colección hace que, de mantenerse la situación por un período muy prolongado, la naturaleza de mi puesto de trabajo pierda gran parte de su sentido.
     
  • El futuro del museo es incierto ya que nuestro primer aniversario se celebró en pleno estado de alarma, las visitas de grupos organizadas se cancelaron al igual que todos los actos que teníamos previsto. Desde mi punto de vista, trabajador del sector cultural de ámbito privado, veo cómo peligran nuestros puestos de trabajo y no se ve la luz al final del túnel.
     
  • It is fine working (especially when writing essays etc) from home. But home is also family and many other obligations that cannot be fulfilled simultaneously. [Está bien trabajar desde casa (especialmente cuando hay que escribir textos, etc.). Pero casa también significa familia y muchas otras obligaciones que no se pueden cumplir simultáneamente].
     
  • I find working at home not ideal because I have not been accustomed to it, do not have a designated office-type space in which to work, and of course the house is much fuller and noisier than usual with all the family constantly at home. I have never missed the privacy and quiet of my own office as much as I do now! [Trabajar desde casa no me resulta ideal porque no estoy acostumbrada a ello, no tengo un espacio específico similar a una oficina desde el que poder trabajar, y por supuesto la casa está mucho más llena y es más ruidosa de lo habitual con toda la familia constantemente en casa. ¡Nunca he echado tanto de menos la privacidad y el silencio de mi propia oficina como hasta ahora!]
     
  • This has shifted our institutional purpose; we've moved into a bigger role of advocacy and information dissemination instead of just being a cultural center. [Esto ha cambiado nuestra función institucional, hemos dado el paso hacia un mayor papel de apoyo [de las artes] y de difusión de información en vez de ser solamente un centro cultural]

 

Conclusiones

Como se adelantaba al inicio de este artículo, el presente análisis no constituye un estudio exhaustivo de la situación actual de los profesionales de museos. El reducido tamaño muestral, el tiempo limitado de recogida de datos y la relativamente baja difusión de la encuesta hacen necesaria una lectura cautelosa que evite extrapolar los resultados obtenidos al conjunto de ninguno de los países participantes. 

Sin embargo, el hecho de tratarse del primer estudio concebido específicamente para evaluar la experiencia de esta crisis desde la óptica de los trabajadores de museos y no de sus respectivas instituciones le otorga una relevancia que reside en su enfoque, dado que este se centra en la persona por encima de su cargo.

Desde este punto de vista, el presente artículo recoge las vivencias y testimonios de 39 individuos procedentes de contextos diversos y que están atravesando situaciones personales y laborales dispares pero cuyos desafíos en muchos casos se solapan: dificultades de acceso a herramientas o materiales, trabajo en condiciones diferentes de las habituales, empleo de nuevos métodos o plataformas, replanteamiento de dinámicas y de tareas, etc. Aisladamente ninguno de ellos puede hablar en nombre de sus naciones o siquiera de sus instituciones, pero si con un tamaño muestral de estas características ya resultan apreciables una serie de ideas reiterativas, cabe suponer que una muestra más amplia posiblemente ahondaría todavía más en muchas de estas cuestiones. Por lo tanto, el conjunto de observaciones presentadas en las páginas precedentes no posee un valor absoluto, pero sí ejerce como indicador de una tendencia y, esperamos, como catalizador de futuros debates y líneas de investigación.

Paralelamente, el hecho de poner el foco sobre el personal evidenció algo que, sin ser sorprendente, probablemente tenga menos peso en encuestas orientadas a instituciones: la prudencia frente a posibles consecuencias laborales indeseadas. Varios de los encuestados aceptaron participar solamente cuando se les informó de que sus respuestas serían anónimas y de que el nombre de su museo no sería difundido si ellos no lo autorizaban. Fue necesario garantizar que cualquier posibilidad de rastreo sería nula. 

Este temor, como se vio más arriba, afecta más a los trabajadores españoles. Puede que este haya sido otro de los factores que haya influido en el tamaño muestral, pero al mismo tiempo habla de un tejido laboral lo suficientemente frágil como para que la inseguridad de sus profesionales los incite a no llamar la atención sobre sí mismos. No en vano, varios de los respondientes se hallaban desempleados en el momento de responder a la encuesta, pero con previsión de ser readmitidos más adelante, por lo que es probable que su deseo de anonimato sea una medida de cautela.  

Pese a lo anterior, y matizando la evaluación negativa ofrecida por ellos mismos, los resultados de este estudio permiten hacer una valoración bastante positiva en lo concerniente a la resiliencia psicológica de los profesionales de museos. Si comparamos las gráficas que evalúan la capacidad de concentración, la motivación y la productividad durante la crisis con las gráficas que las ponen en relación con el rendimiento previo a este periodo se puede inferir que, pese a la disminución de estas habilidades en muchos casos, el punto de partida tenía que ser muy alto –o la bajada ha debido de ser muy pequeña– para que su reducción todavía las sitúe en valores prevalentemente intermedios. En otras palabras, los trabajadores sin duda acusan un desgaste, particularmente en lo que atañe a su capacidad de concentración en el caso español, pero a pesar de ello, por ejemplo, estiman que su productividad está en la media o por encima de ella (3 - 4). Al mismo tiempo, un número significativo responde que su productividad ha disminuido, de lo que se deduce que en condiciones normales su productividad habría sido superior a la declarada previamente (4 - 5, tal vez).

Las respuestas a las preguntas abiertas sugieren asimismo temas muy amplios que desgraciadamente resulta imposible abordar en profundidad en el presente estudio dado que no atañen exclusivamente al mundo del museo, como es el caso de la mayor o menor preparación previa de los trabajadores y de las instituciones para migrar a un modelo de funcionamiento no presencial, así como su viabilidad según los perfiles profesionales. 

Aparecen también las dificultades de conciliación familiar en el contexto concreto del teletrabajo forzoso, así como alusiones al bienestar mental y físico de los trabajadores. La incertidumbre se traduce en cierto grado de pesimismo ante las dificultades que se vislumbran a corto, medio y largo plazo.

Por último, se plantean también dudas en torno a la función misma de las instituciones culturales y al rol del museo (y por extensión de sus empleados), en un futuro en el que la relación directa entre el público y los bienes culturales pueda verse potencialmente atenuada o incluso suspendida. 

Para rematar, es evidente que las circunstancias en las que se ha desarrollado esta investigación han estado determinadas por un contexto inédito y en continua evolución, y es posible que sus consecuencias no afloren completamente de manera inmediata. El impacto real de esta crisis sobre el sector cultural y sus trabajadores solamente podrá valorarse adecuadamente con la perspectiva y la visión crítica que otorga el paso del tiempo. 
 

Notas: 

[1] Otras muchas entidades nacionales han publicado también estudios basado en encuestas, como el Art Fund (National Collection Art Fund, Reino Unido) o el IAC (Instituto de Arte Contemporáneo, España). Pueden consultarse listas completas de recursos sobre museos y COVID-19 en la web del ICOM o en la web del Observatorio de Museos de España