14tª Bienal de Arquitectura de Venecia: ¿perdidos en la modernidad? | VASSILIKI TZANAKOU Y ISRAEL HURTADO COLA

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¿Es posible negar la naturaleza compleja de una modernidad moldeada por múltiples y, en última instancia, incontrolables variables? En tiempos donde lo aleatorio es la norma, nos enfrentamos continuamente a un equilibrio inestable entre interminables maniobras de poder orquestradas por las dominantes e intangibles fuerzas de la globalización y el consumismo. Derivada del latín modernus, la palabra ‘modernidad’ está basada principalmente en la idea del “ahora” y, como el padre del término Charles Baudelaire sugirió, trata de definir la experiencia efímera e inmediata en la metrópolis urbana. Siendo un concepto de marcado carácter temporal aunque sujeto a múltiples interpretaciones y caracterizado por una intensa discontinuidad histórica, lo que propone en esencia no es más que la captura de aquello que es único en el momento presente.

Entonces, ¿qué es lo que ha tratado de conseguir el gurú de la arquitectura contemporánea y comisario de la 14ª Bienal de Arquitectura de Venecia Rem Koolhaas (Office for Metropolitan Architecture) con su propuesta Fundamentals; y por qué la decisión de plantear un único tema común para todas las delegaciones nacionales basado en el concepto de modernidad (Absorbing Modernity: 1914-2014)?

La experiencia de ambas exposiciones nos produce la impresión de que Koolhaas, a través de la disciplina arquitectónica, ha tratado de componer un retrato aproximado del orden caótico que reina en la sociedad actual, con el propósito de llamar la atención sobre la necesidad de un retorno a los principios más fundamentales: la vuelta a un orden olvidado o perdido a lo largo del período entendido como “moderno”.

Este retorno a lo más básico permitiría la construcción de un futuro más sostenible el cual, no necesariamente falto de creatividad o imaginación, se basaría en un conjunto consensuado de nuevos (o revisados) axiomas. Con esta decisión Koolhaas consigue cuestionar no sólo el mundo de la práctica arquitectónica sino también la tradición de la exposición veneciana como tal, como también la relación con nuestro entorno natural y social.

 

FUNDAMENTALS

Basando el tema de este año en el concepto de Fundamentals, el nuevo comisario estrella propone una revisión profunda de la práctica arquitectónica actual a través del análisis y revisión de los elementos arquetípicos de la disciplina: suelo, muro, techo, cubierta, puerta, ventana, fachada, balcón, pasillo, fuego, baño, escaleras, ascensor, y rampa.

Coincidiendo con el Centenario de la Primera Guerra Mundial, Koolhaas toma la decisión de mostrar cada uno de los elementos considerados “fundamentales” de un modo que va más allá del ámbito arquitectónico, apostando por un mayor énfasis en su carácter más semiológico y sociopolítico. Así encontramos, en la sección dedicada al balcón, escenas de líderes históricos de regímenes totalitarios ofreciendo sus grandilocuentes discursos desde sus respectivos balcones oficiales, lo que sugiere interpretaciones que sobrepasan las cualidades del balcón como mero soporte físico, a la vez que pone de manifiesto relaciones e interacciones ocultas o no tan obvias entre el espacio público y la esfera privada. El retrato de la solitaria figura autoritaria sobre un elemento que se posiciona inalcanzable y por encima de la masa anónima convierte automáticamente al balcón en un instrumento de poder y manipulación política.

De forma similar, en el apartado relativo al muro se nos invita a pasear por la historia de este elemento arquitectónico a la vez que se nos sugiere su habilidad para funcionar tanto como elemento protector como instrumento represivo, con la capacidad de establecer los límites entre el individuo o colectivo y su medio. Al igual que el balcón, los muros también han sido históricamente utilizados como símbolos de riqueza o poder. La evolución de los distintos materiales y tecnologías representativos de una variada gama de culturas aparece representada detalladamente a través de una serie de réplicas a tamaño real.

Algunas voces críticas consideran el enfoque de Koolhaas como una mera forma de estetizar su poder y maquillar su desmesurada influencia sobre la práctica contemporánea, mientras otros lo aprecian simplemente como un cínico ejercicio con el que pretendidamente dar un toque de atención al mundo de los arquitectos por su supuesta falta de valores y actitud crítica -cínico por cuanto la Bienal de Venecia no constituye en absoluto una excepción a un mundo en el que las exposiciones internacionales se han convertido en uno de los principales vehículos para la promoción y transmisión de los valores del consumismo y la cultura del entretenimiento. Así, se podría entender que la edición arquitectónica, siendo una hermana relativamente joven en relación a las bienales de arte, cine, música y teatro, todavía falla a menudo en su intento por contribuir al enriquecimiento intelectual de la disciplina y aun de la cultura en un sentido más amplio.

El resultado final de Fundamentals, aun corriendo el riesgo de situarse como velada excusa y sutil coartada para las patologías de nuestro tiempo, consigue sorprendernos con su enfoque abierto y un formato ciertamente híbrido. El producto final ofrece al visitante una experiencia heterogénea e inclasificable consistente en una arriesgada mezcla entre feria de la construcción, museo del mueble, biblioteca local y galería de arte contemporáneo -mezcla que sólo tiene acomodo y sentido bajo el paraguas del relativismo cultural más acusado. Sin embargo, la decisión intencionada de dotar a la exposición de un mayor carácter experimental o de investigación -en contraposición al habitual carácter más formal o esteticista de anteriores exposiciones- sitúa a esta edición en la posición adecuada para tratar de cuestionar inteligentemente la necesidad real de una muestra basada exclusivamente en la disciplina arquitectónica, y que con frecuencia no suele tener en cuenta otras dimensiones que la informan y afectan de manera decisiva a diario.

 

PABELLONES NACIONALES: ‘Absorbiendo modernidad, 1914-2014

En lo referente a la exposición de los pabellones nacionales, por primera vez en la corta historia de la bienal, el comisario jefe trata de romper la dinámica dominante por la que hasta ahora cada pabellón actuaba independientemente. Con el objetivo de generar un cierto grado de coordinación y coherencia, Koolhaas sugiere a las 65 delegaciones participantes un leitmotiv común al que responder (el ya mencionado Absorbing Modernity 1914-2014).

Aun cuando el marco temporal de la exposición está claramente delimitado dentro un período específico de la denominada “modernidad arquitectónica” (de 1914 al tiempo presente), el tema elegido resulta algo problemático cuando uno considera el entorno en el cual el evento se desarrolla. Aunque se pone el acento en los elementos comunes susceptibles de amalgamar las diversas manifestaciones arquitectónicas alrededor del mundo y de la historia reciente (con el objetivo patente de demostrar cómo el movimiento moderno habría conseguido difuminar y homogeneizar cualquier distintivo local o regional), el tradicional y algo anticuado formato de la bienal permanece intacto y reincide en la estructura “Estado-céntrica”. Esta aparente contradicción, en lugar de dotarla de un carácter más acorde con la realidad contemporánea, otorga a la cita veneciana un cierto sabor obsoleto reminiscente de una imposible Eurovisión arquitectónica.

En general, la obra expuesta en los pabellones nacionales se queda algo corta a la hora de mostrar con claridad los anhelados principios modernos comunes (o fundamentales) en los que supuestamente se basaría, produciendo un estado de confusión similar al que experimentamos en la exposición principal. A su vez, se hace ciertamente difícil para el visitante puntual obtener una idea clara y consistente de las tendencias más actuales de la práctica arquitectónica actual y sus más recientes procesos creativos vigentes.

De entre todos los pabellones visitados, decidimos analizar las delegaciones de Australia, China y Canadá, mientras que dentro de la sección Eventos Colaterales destacamos el pabellón de Moscú.

El pabellón australiano, titulado “Australia Aumentada 1914-2014” y dirigido por el equipo creativo ‘felix.’ (Sophie Giles y Simon Anderson) en colaboración con el historiador de arquitectura Philip Goad, fue uno de los que mayor curiosidad levantó entre los visitantes a la muestra con su propuesta “Cloud Space”. El llamado pabellón “invisible” sorprende con su enfoque basado enteramente en una aplicación para dispositivos móviles, la cual puede ser descargada gratis y conduce a los visitantes a un viaje virtual a través de 23 de los más intrigantes proyectos no construidos en Australia en los últimos cien años.

La idea original de la instalación surge de un evento totalmente inesperado y no planificado: el nuevo pabellón de la delegación australiana, que debería haber sido finalizado para la cita de este año, se demoró en su ejecución por diversos factores ajenos a los comisarios. El comité organizador, enfrentado a este contratiempo y con escaso tiempo para reaccionar, decidió convertir este problema en una oportunidad haciendo uso de las múltiples ventajas que hoy en día ofrecen las nuevas tecnologías, las cuales posibilitan además cuestionar las nociones tradicionales de espacio y tiempo (lugar y duración). Así, además de ocupar el espacio digital y una pequeña parte de Giardini, el pabellón invade la ciudad con modelos aumentados a escala real de cada uno de los mencionados 23 proyectos inconclusos situados en distintas localizaciones alrededor de Venecia, constituyéndose en la mayor exposición de este tipo presentada hasta ahora en la bienal. Sin incurrir en un determinismo tecnológico, la propuesta australiana abre nuevos espacios de posibilidad dentro de la disciplina arquitectónica a la vez que cuestiona de forma pertinente, una vez más, la necesidad real de una exposición de esta escala basada en pabellones nacionales permanentes.

El pabellón de China en Arsenale, titulado “Mountains Beyond Mountains” (dirigido y diseñado por el arquitecto y escritor Jiang Jun en colaboración con algunos de los más prominentes equipos de arquitectura, diseño e investigación del país), en su intento por responder simultáneamente tanto al enunciado de Fundamentals como al de Absorbing Modernity, opta por adoptar un punto de vista algo más filosófico comparado con la gran mayoría del resto de instalaciones nacionales. Recuperando algunos de los casos más notables de la arquitectura china del último siglo, se apoya en la idea de los principios fundamentales para mostrar al resto del mundo conceptos y procesos contemporáneos enraizados en la filosofía oriental tradicional, pero que todavía siguen absolutamente vigentes en la sociedad actual.

En concreto, “Mountains beyond mountains” es la expresión de una imagen muy frecuente en la tradición filosófica china, basada en un paisaje metafórico que sugiere la existencia de distintas realidades paralelas y cuestiona la existencia de un solo y único universo: no importa cuán alta sea la montaña que escales, siempre habrá una montaña más alta; no importa lo lejos que esté el cielo que divisas, que siempre habrá un cielo más allá. En esencia, este aforismo no es más que un humilde recordatorio de la fragilidad de nuestros sistemas de  valores y creencias, y por ende de la precariedad de nuestros entramados sociales artificialmente construidos.

Con este objetivo y siguiendo la metáfora que da título a la propuesta, los organizadores encargaron al artista Zhang Jian una serie de elegantes composiciones paisajísticas a gran escala, a medio camino entre la pintura y la iconografía. Espacialmente el pabellón se estructura, según sus diseñadores, alrededor del tradicional modelo dimensional chino basado en los elementos “Brote-Crecimiento-Control-Cautela”. Este esquema, traducido al ámbito arquitectónico, aparece como cuatro sistemas específicos o escalas dentro de la disciplina: Prefabricación-Estructura-Planeamiento-Paisaje (u Hogar-Ciudad-Estado-Naturaleza) que también sirven para organizar, aparte del espacio en sí, el mencionado catálogo de proyectos modernos relevantes.

Con el objetivo de romper la habitual dicotomía interior-exterior el pabellón además se divide en dos espacios principales interactivos y complementarios: el patio (Giardini delle Vergini) se introduce en la casa (Magazzino delle cisterne) y viceversa.

Todo el conjunto está basado a su vez en un ‘patrón metabólico jerarquizado’ que multiplica y reproduce a distintas escalas la casa-patio dentro del espacio principal, con la intención de crear “múltiples focos donde tanto contenidos como visitantes pueden agruparse por tipologías e intereses” (extracto de la propuesta de los comisarios). Así, muros, espacios, mobiliario y objetos se organizan y relacionan entre sí a través de un cierto orden fractal.

Aparte del abundante contenido conceptual, esta serie de decisiones genera un entorno altamente atractivo desde el punto de vista visual que estimula la libre exploración y la interacción social a través de los distintos sub-espacios del pabellón: la cantidad generosa de material informativo, presentado en múltiples formatos (planos arquitectónicos, folletos, postales, desplegables, pegatinas, etc.), anima al visitante a recopilar y componer libremente su propio itinerario a través de la historia de la arquitectura china.

El pabellón de Canadá bautizado “Arctic Adaptations: Nunavut at 15” dirigido por el estudio de diseño experimental ‘Lateral Office’, huye de los habituales gestos grandilocuentes para centrarse en su mensaje de forma concisa y coherente, aunque sin renunciar a métodos originales y creativos.

El equipo de Lateral Office abandona conscientemente la idea de una architectura universalis para centrarse en un entorno geográfico altamente específico: Nunavut, el territorio más septentrional, más extenso y menos poblado de toda Canadá, y que oficialmente sólo pertenece al país desde apenas dos décadas. En un lugar donde escasea la luz del día y la temperatura media permanece bajo cero a lo largo de todo el año, la comunidad Inuit ha llevado históricamente una vida seminómada viviendo en estructuras tipo iglú, mostrando una gran resiliencia y capacidad de adaptación constante al medio. La exposición “Adaptaciones árticas” explora la transición “desde el iglú hasta internet” en la colonia de Nunavut, y se pregunta si la arquitectura es capaz de contribuir de alguna forma a convertir estos asentamientos árticos en ciudades modernas sin renunciar a su identidad local única. Los intentos por colonizar la región mediante arquitecturas modernizadas como establecimientos comerciales, infraestructura militar, estaciones de investigación y pequeños asentamientos, no hacen sino exponer más que nunca las probadas limitaciones de un marco moderno que a menudo pierde casi todo su significado cuando se enfrenta a las especificidades de una cultura local.

Aparte de la acertada selección del tema, los organizadores consiguen transmitir cuidadosamente sus ideas a través de una innovadora exposición de la información, mostrando una variedad de formatos y técnicas tales como maquetas talladas en Corian, modelos topográficos, fotografías de gran formato y maquetas interactivas; éstas a su vez integran proyecciones animadas con una visión de futuro a 15 años de la región, con el objetivo de “afrontar algunos de los retos futuros de la comunidad Inuit en materia de vivienda, salud, cultura, educación y ocio” (extracto de los organizadores).

En definitiva, la decisión de contrastar la idea de modernidad con un futuro proyectado sobre un entorno tan delimitado geográfica y culturalmente, sugiere una percepción de los valores modernos como un conjunto de principios con potencial para adaptarse respetuosamente al entorno y absorber las tradiciones locales, en oposición a un concepto de modernidad obsoleto el cual habría intentado, sin éxito, constituirse en un movimiento homogeneizador y dominante.

 

EVENTOS COLATERALES

La autoridad municipal de la ciudad de Moscú aprovechó la oportunidad para mostrar al mundo su proyecto insignia “Zaryadye Park”, con el cual pretende evidenciar el giro asumido en su agenda en materia de espacio público y sostenibilidad en el entorno urbano. Charles Renfro, jefe del consorcio ‘Zayadye Park’ junto con el estudio neoyorquino Diller and Scofidio, explica el proyecto para el nuevo parque como un espacio con espíritu democratizador y abierto a nuevas ideas y actividades, que pretende convertirse en un catalizador tanto social como económico en el centro mismo de la capital rusa. Con esta intencionalidad como premisa, los diseñadores persiguen alterar el orden tradicional de los espacios públicos concebidos durante la etapa soviética, históricamente caracterizados por un entorno urbano altamente densificado y delimitados por bordes duros o poco permeables. El futuro parque nace pues con la intención de convertirse en un espacio híbrido y más orgánico en el que naturaleza y ciudad se fusionan y donde los moscovitas, en lugar de continuar sometidos a las rígidas reglas de las arquitecturas monumentalistas del pasado reciente, adquieren una renovada capacidad para crear su propia experiencia en la calle.

El pabellón está espacialmente estructurado para reflejar de forma casi literal el giro ideológico propuesto por los autores: el visitante entra en un primer espacio compuesto por un estrecho y oscuro pasillo que le lleva a través de la historia del espacio público de Moscú en los últimos 100 años. Ésta está hábilmente representada por proyecciones en suelo y techo de algunos de los ejemplos más representativos de un urbanismo de carácter duro y conservador, donde los espacios verdes quedan restringidos dentro de rígidas estructuras tales como edificios monumentales o bloques de apartamentos kilométricos.

Al final de este espacio-pasillo que simboliza un pasado disfuncional y obsoleto, nos adentramos inesperadamente en un entorno completamente distinto donde súbitamente el espacio se expande, los límites se hacen blandos y orgánicos e incluso la percepción de suelo y techo se difumina y confunde: es el espacio de los nuevos valores asumidos por el parque Zaryadye. Tras este oasis inesperado de luz, color y sensualidad metáfora de los nuevos principios democráticos y de libertad sugeridos por los comisarios, aparece aún un tercer espacio en el pequeño patio interior del palacio, donde el visitante es invitado a experimentar en primera persona algunos de los elementos del mobiliario urbano diseñado por Diller & Scofidio para el parque moscovita.

Vista en su conjunto, la amalgama heterogénea de propuestas presentadas en los pabellones nacionales en esta edición pone de manifiesto cómo, diferentes culturas materiales y variados entornos políticos han sido y son capaces de transformar una “modernidad genérica” en una modernidad más específica y humana, en la que no existen tantos paralelos como los pioneros modernos habrían imaginado. En realidad, las distintas delegaciones muestran cada una a su manera particular un abanico enormemente rico de distintas modernidades, y abogan por una revisión profunda de la disciplina como vehículo hacia un retorno a los principios fundamentales, a contracorriente en una época en la que los procesos homogeneizadores de la globalización parecen erigirse como la narrativa dominante.

 

Vassiliki Tzanakou es una comisaria de exposiciones, politólogo y miembro de la Asociación Internacional de la Bienal con sede en Londres.

Israel H Cola es un arquitecto y escritor con sede en Londres.