Bandera blanca, amor: En defensa de la soberbia y del arbitrio del arte | NUNO RAMOS

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Nuno Ramos, Bandeira Branca (CLICK HERE to view video)


resumen

Objetivo de protestas de grafiteros, periodistas y militantes de la causa animal, el trabajo "Bandeira Branca", de Nuno Ramos, fue desmontado en la 29ª Bienal de São Paulo, por decisión del Ibama (Instituto Brasileño de Medio Ambiente), que lo había autorizado previamente. El artista hace una defensa de la legalidad de la obra y reflexiona sobre los consensos y rupturas inherentes a la actividad artística.

BUSQUÉ INTENCIONADAMENTE matar tres buitres de hambre y de sed en el edificio de la Bienal de São Paulo. Puse allí inmensas latas llenas de tinta oscura, para que se ahogasen, además de espejos, para que chocasen la cabeza durante el vuelo. Construí túneles de arena negra, para que se adentrasen sin poder salir y murieran dentro. Y, para forzarlos a volar, solía lanzar petardos en su dirección.

ACUSACIONES Como en las pesadillas o en los linchamientos, no es posible contestar a las acusaciones de este orden, que han circulado por internet y de boca a boca con una fuerza insaciable en las últimas tres semanas, creando un caldo de cultura próximo a la violencia y a la intimidación. Como resultado de eso, en plena Bienal, entre protestas pidiendo que yo fuera detenido, mi trabajo fue atacado por un grafitero, que burló la vigilancia, rompió la tela de protección de los animales y dañó una de las esculturas de arena.
Fuimos rodeados, yo y mi mujer, por militantes ecologistas, que nos insultaban y gritaban a través de la ventana del coche, la boca a cámara lenta, "a-li-mén-ta-los!" -lo que, claro, ya había sido hecho aquel mismo día. Barbara Gancia, del periódico Folha de São Paulo, llegó a pedir, utilizando un imaginario de represión militar o de milicia fascista, que yo fuese colocado en calzoncillos contra un muro y sometido a una ducha con el extintor antiincencio del cuerpo de bomberos.
Ingrid E. Newkirk, presidenta de la organización no gubernamental Peta [personas por el tratamiento ético de animales, según sus siglas en ingles], en un artículo feroz, publicado en la Folha el 8/10, encuentra apenas lo que presupone desde el inicio: que yo quiero aparecer (ella, no? alguien duda que uno de los temas de la polémica es justamente la disputa por el espacio en los medios?); que soy (los términos son de ella) cruel, "bad boy", sin compasión y productor de arte de mala calidad. Como no hay argumentos y el raciocinio es circular, todo retorna a la pura conciencia de la articulista.
La noticia atravesó fronteras raras para cuestiones envolviendo arte (horarios insospechados en todos los canales de TV, secciones en periódicos poco habituados a la cultura y en las mas diversas regiones del país), pasando el asunto de bar y panadería. Los buitres, definitivamente, habían conseguido escapar y, para usar los versos de Augusto dos Anjos, posaron en mi suerte.

TONO Frecuento un área de la cultura alejada de esa luz radioactiva, y no me quiero equivocar en el tono. Comienzo este texto, por tanto, haciendo mi tarea de casa: lo que sea que ha pasado, pasó con el consentimiento de las instituciones. La licencia del Ibama de Sergipe, que ha permitido el transporte y la exposición de los animales, era legítima y dentro de parámetros absolutamente legales, así como su casación por el Ibama de Brasília.
Intentamos, yo y la Fundación Bienal, que me ha apoyado de todas las formas posibles en defensa de mi trabajo, un recurso en la Justicia y perdimos. Acatamos y sacamos, el mismo día en que la decisión preliminar se tomó, las tres aves. Me siento cohibido, sin justicia e impactado por todo esto, pero no puedo decir que fui censurado. Y por entender que la manera en que han destruido mi trabajo sacando las tres aves es legítima, quiero disentir completamente de ella.
Como casi ninguna información sensata circuló, tengo primero que decir lo obvio:
1) Las aves que utilicé en mi trabajo son aves nacidas en cautiverio, y no secuestradas de su habitat natural; es a este cautiverio donde volvieron (y donde están en este momento), cuando fueron "liberadas" de mi trabajo;
2) Pertenecen al Parque dos Falcões (de creación conservacionista que funciona con autorización del Ibama, realizando actividades educacionales y pedagógicas, por el Brasil entero, con aves de presa), que las mantienen en exposición para el público, como en un zoológico;
3) Estas mismas tres aves participaran en 2008 en una versión bastante similar de este trabajo,  en el Centro Cultural Banco do Brasil de Brasília, durante dos meses, adaptándose perfectamente al espacio y sin sufrir en absoluto, con aceptación de utilización aprobada por el mismo Ibama;
4) Las aves fueron adaptadas al espacio de la Bienal antes del inicio de la muestra, con la presencia del veterinario responsable de ellas y de un cuidador;
5) Ese cuidador, lo mismo que cuida de ellas en Sergipe, se quedó permanentemente con ellas durante todo el tiempo de exhibición de las aves al público, literalmente abriendo y cerrando la muestra:
6) Eran alimentadas por él todas las mañanas, en cantidad y frecuencia estipuladas por el plan de manejo;
7) El volumen de las cajas de sonido fue controlado, siendo mantenido a una altura bastante inferior a la del murmullo del público, para evitar estres a los animales;
8 ) El plan de manejo de las aves, aceptado por el Ibama de Sergipe, fue anulado, ya en el medio de la polémica, por el Ibama de São Paulo -pero sin recomendación de casación. Lo que el laudo técnico, serio y sensato del Ibama de São Paulo solicitaba eran ajustes -básicamente, que desligásemos una de las cajas de sonido y que instituyésemos baños de luz ultravioleta todas las mañanas, para suplir la falta de luz solar directa sobre los animales (aunque la luz del día bañase el espacio). Ofrecía, además, una licencia de 15 días, que podía ser prorrogada de acuerdo con la evaluación periódica sobre el bien-estar de los animales. El Ibama de Brasília, que, bajo presión política y mediática, determinó arbitrariamente la salida de las aves, en desacuerdo con el laudo del Ibama de São Paulo, trabó lo que parecía ser un proceso rico de colaboración entre técnicos serios, con conocimiento sobre los animales, y un trabajo de arte;
9) Obtuvimos laudo favorable del Departamento de Parques y Áreas Verdes de la Prefectura de São Paulo;
10) Técnicos del sector de aves del Zoológico de São Paulo, en inspección al trabajo, no manifestaron ninguna crítica específica al manejo de las aves - supe en esta visita, inclusive, que la jaula de los buitres eran mucho mayor que cualquier jaula del zoológico, inclusive la del cóndor.

EXPIACIÓN ¿Por qué, entonces, tanta confusión? ¿Qué es lo que está sendo expiado aquí?
Para comenzar, y acercarme al problema, quiero acordar que "Bandeira Branca" no es un trabajo de ecología, ni soy especialista en aves de rapiña, así como "Guernica" de Picasso no es apenas un trabajo sobre la Guerra Civil Española, ni Picasso un historiador. Por eso utilicé los servicios de una entidad ecológica, el Parque dos Falcões, y obtuve, tanto en el montaje de Brasília, en 2008, como en São Paulo, autorización del órgano legal en mi país para esos asuntos.
¿O la ley no vale para todos? Tratar mi trabajo como crimen y a mi como criminal es hacer lo que hacía la derecha franquista, al llamar al "Guernica" cuadro comunista, o la aristocracia francesa de la segunda mitad del siglo 19, cuando amenazaba recortar la "Olympia", de Manet, en nombre de las buenas maneras.
Lo que me fue negado con la criminalización de mi trabajo fue la posibilidad de un sentido -el secuestro, digamos, de cualquier sentido que él pudiese proponer. Y es contra eso, más que contra el cotilleo y la calumnia, que escribo hoy.

VALORES Arte no cabe ni en los buenos ni en los malos valores, aunque haya confianza en ellos. De ella emana un signo abierto, para eso fue inventada, para que fanatismos como los que oí en esas últimas semanas no se circunscriban completamente a lo posible en la vida. Claro que nadie está por encima de la ley, y, repito, cumplimos, artista e institución, rigurosamente la legislación ambiental brasileña -pero es la posibilidad de pensar diferente lo que está siendo criminalizado aquí.
Artistas extraordinarios como Joseph Beuys (por cierto, fundador del Partido Verde en Alemania), Jannis Kounellis, Hélio Oiticica, Nelson Felix, Tunga, Cildo Meireles, utilizaran animales en sus instalaciones. Probablemente el trabajo de Beuys que incluye un coyote ("I Love America and America Loves Me") sea, sin ningún favor, una de las mas importantes obras de arte del siglo 20.
"Tropicália", de Hélio Oiticica, que tiene arañas vivas en su interior (curiosamente, expuesta hace pocos meses, con las aves, en el edificio del Itaú Cultural de São Paulo, en la avenida Paulista, sin despertar ninguna polémica), es un trabajo fundamental para la comprensión de lo que somos y de lo que queremos ser. Negar lo que estos artistas consiguieron con sus trabajos -una oxigenación radical de nuestro imaginario- tratandolos como criminales ciertamente sería retroceder a épocas de triste memoria.
Puedo entender a quien está contra los animales en cautiverio. Sería interesante exigir un poco de coherencia de esa posición -o sea, vegetarianismo radical, ya que la casi totalidad de la carne que comemos vienen de animales en cautiverio, cierre de todos los zoológicos, hipódromos, haciendas con animales para montar y, aún, la recalificación general de nuestras relaciones con animales domésticos. Pero, además de coherentes, me gustaría que fuesen suficientemente demócratas para aceptar que ni todos piensen como ellos, ni que todos se pongan en el lugar de chamánes, en contacto íntimo con los deseos y sensaciones de los animales, y que dentro de las reglas públicas legales de cada país el acceso a esos animales pueda ocurrir sin histeria ni calumnias.

BANDERA BLANCA Como nada o casi nada se habló acerca del trabajo, pido licencia para interpretar lo que yo mismo hice, partiendo de una breve descripción. "Bandeira Branca" (este título, en el medio de un bombardeo de esos, es de esas cosas que sólo el arte explica) fue montado por primera vez hace dos años, en el CCBB de Brasília, y ahora, ampliado y modificado, ganó una segunda versión, especialmente para la 29ª Bienal.
El trabajo consiste en tres enormes esculturas de arena negra apilada, oscuras y frágiles, en cuya parte superior, hecha de mármol, tres cajas de sonido emiten, en intervalos discrepantes, las canciones "Bandeira Branca" (de Max Nunes y Laércio Alves, interpretada por Arnaldo Antunes), "Boi da Cara Preta" (del folclore, por Dona Inah) y "Carcará" (de João do Vale y José Candido, por Mariana Aydar). Tres buitres viven en la instalación durante toda la duración del trabajo.
El resultado es una escena solemne, entre la letanía y la canción de cuna, que me parece tener cavado, en su montaje en São Paulo, una especie de agujero negro en el edificio de la Bienal. Creo que el vano del edificio, una de las obras más felices de Niemeyer, con su velocidad y optimismo, ganó con mi trabajo un contrapunto ambivalente, nocturno y encantado, triste pero también próximo al mundo de los cuentos de hadas.
Hay una especie de espiral ascendente en el trabajo, que se desmaterializa mientras el espectador sube la rampa del edificio y las pesadas columnas de arena se transforman en la geometría de quien mira las esculturas desde arriba. Hecho primero de arena, después de mármol, después de vidrio, después de sonido, después de vuelo, el trabajo hace en su precurso lo mismo que las aves, en un ciclo que la lluvia de heces blancas, cayendo sobre las piezas y sobre el suelo, inicia nuevamente.

ANTIPENETRABLE Pero el punto crucial, creo, es que, a pesar de la monumentalidad del trabajo y de la textura inacabada de arena, que solicitan el cuerpo del espectador, el público es mantenido fuera de la obra, en una especie de anti-penetrable. La obra de cierta forma ya fue ocupada, ya tiene dueño y por eso no nos podemos aproximar. Por la noche, las canciones y los buitres son sus dueños, y al público resta asistir desde fuera a alguna cosa viva, que no necesita de él.
Las canciones y los animales, fuerzas ascensionales contra la inercia y el peso de las esculturas, ya tomaron cuenta de la obra y la tela de protección, que materializa el dibujo del vano del edificio, marca ese pasaje entre un exterior institucional y un interior activo, cerrado en sí, mezcla de cultura (canciones), naturaleza (los buitres) y arquitectura.
Las aves y las canciones se dan al trabajo, el suyo ahora, una duración tornada para algo indiferente al mundo de fuera. De ahí que mucha gente me haya dicho que se sentía observado por las aves y no observador, dentro del escenario y no fuera de él. Y que en medio de tanto tumulto, las tres aves parecían las únicas tranquilas.
Esta actividad interna autosuficiente está en el corazón de este trabajo y me acompañó a lo largo del alboroto de estos días difíciles. Me alegro de percibir que de cierta manera el trabajo ya se presuponía, hablaba de eso y se defendía exactamente de eso -quería estar consigo, lejos de los ruidos que sin embargo causaba.

AUTO-SUFICIENCIA En vez de la actividad del espectador, propia de muchas de las mejores obras modernas, y que encontró entre nosotros una formulación extrema en la idea de los "Penetráveis" de Hélio Oiticica, el arte contemporáneo parece estar volviendo hacia adentro, en una auto-suficiencia obstinada.
No es el lugar para desarrollar esto, pero, para dar dos ejemplos memorables, creo que las "Elipses", de Richard Serra, apoyadas en sí mismas y no más en las paredes de las instituciones, o "O Ciclo Creamaster", de Matthew Barney, con sus infinitas dobleces y relaciones internas, comparten esta característica. Mi trabajo sigue de cierta forma esa dirección.
La institucionalización creciente del arte trajo junto a ella una plétora de discursos institucionales, todos perfectamente centrados, seguros de sí y disputando espacio en los media y en las oportunidades presupuestarias. Eso viene, tal vez, de la desaparición de las grandes nociones universales que acompañaron la formación del mundo moderno: política, religión, burguesía, proletariado, lucha de clases, derecha, izquierda etc.
Con la ruptura de esas nociones universales, los particulares (ecología, minorías étnicas, minorías sexuales etc.) se afirmaron, llenos de sí, puntiagudos, celosos de sus verdades. El arte tal vez sea la última experiencia universalizante, o por lo menos no simétrica a la discursividad del mundo, y creo que tiende a ser cada vez más atacada, toda vez que discrepante, como soberbia y como arbitrio. Pero pienso que es eso mismo lo que ella debe mantener: su soberbia y su arbitrio, para que pueda continuar creando.

DESFACHATEZ Pues eso fue para mí lo mas impresionante de todo: la absoluta incapacidad, digamos, interpretativa de quien me atacó, el rechazo a ver otra cosa, a relacionar el sentimiento de adhesión o de rechazo que mi trabajo haya causado con cualquier cosa propuesta por él, es decir, la desfachatez con que fue usado como trampolín para un discurso ya listo, anterior a él, que veía en él apenas una posibilidad de irradiación.
Para eso, claro está, el principal ingrediente es que fuese tomado de modo absolutamente opaco y literal, especie de cadáver sin significación. Para que pueda ser vehículo estricto de discursos y de grupos, sin que utilice sus recursos, digamos, naturales (seducción, deseo, ambivalencia), el trabajo de arte tiene que estar, de hecho, desde el principio definitivamente muerto. De ahí, creo, la ferocidad con que fui atacado -una especie de operación higiénica preventiva, para impedir que cualquier germen de espanto, ambigüedad, belleza, estupor, pudiese aparecer, descalificando el deseado consenso.
En el fondo, creo que la famosa frase de Frank Stella, que tiró una pala de cal en las ilusiones subjetivas de los principios de los años 60 e inauguró las poéticas minimalistas que permanecen hasta hoy, "What you see is what you see" ("Lo que estas viendo es lo que estas viendo"), parece haber migrado del arte hacia el mundo. La literalidad de las obras de un Carl Andre o de un Donald Judd se ha transferido enteramente a las instituciones y al público.
Por eso tal vez quepa hoy en el arte la tarea bastante simple, pero tan difícil, de decir exactamente lo contrario: "Lo que estas viendo NO es lo que estas viendo". O sea, soñar. O, como dice la letra de la canción, "Bandera blanca, amor".

* Este texto fue originalmente publicado en el periódico "Folha de São Paulo" en el dia 17/10/2010