Navigare necesse est – Las palabras insomnes de Lucas Dupin | EDUARDO JORGE

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Lucas Dupin. Pequenas paisagens ou paisagens de pagina (left), Quarta página, Livro I (middle), Livro Coral (right)

Maurice Blanchot (1907 – 2003) fue un crítico literario que dio un nuevo aliento al pensamiento francés de posguerra, sobre todo en lo que respecta a la escritura y a la relectura de la modernidad. Con una presencia contundente ante la cuestión del genio y de la figura del autor, Blanchot desplaza al autor como origen: la obra, en su singularidad, trata de caminos enigmáticos y desconocidos del azar. Es también indeterminación.

“Un libro, incluso fragmentario, posee un centro que lo atrae: un centro que no es fijo, se descoloca por la presión del libro y por las circunstancias de su composición.”, escribe Maurice Blanchot en El espacio literario.[1] Lucas Dupin (1985)[2], en este sentido, posee algunas obras que no se distancian de las reflexiones de Maurice Blanchot. Dupin lidia con caminos que nos llevan a otros paisajes sin abandonar la idea de página o la noción de libro.

Por ejemplo, en la obra de la serie Livro, de 2009, objeto de tapa roja, una especie de “libro por venir”, aparecen manchas en las páginas, que fueron puestas a prueba por la acción del fuego. En una de las páginas la palabra “hereditariedad”, justamente legible, está alterada por la escritura y por el desastre provocado tanto por el artista como por la indeterminación. De hecho, aquí la escritura juega con sus contrarios: al final la paradoja de Livro es una relación dispar entre control y accidente.

Lejos de ilustrar a Blanchot, Lucas Dupin produce una travesía para la lectura de los libros de este polémico pensador y escritor francés, sea O livro por vir, O espaço literário, A parte do fogo y A conversa infinita. Blanchot lee la narrativa como un acontecimiento y no como el relato de un acontecimiento. Así, nos sitúa ante una espera que se realiza. El gesto silencioso de la lectura se expande con astucia por los libros de Dupin, en los que la narrativa del artista coincide con la realización de la obra. Se trata de una especie de realización del proyecto de Stéphane Mallarmé contenido en su poema, en la idea de página de “Un golpe de dados” (Un coup de dés jamais n’abolira le hasard) o en su proyecto “inacabado” de pensar el libro (Le Livre) como equivalente del mundo. Ambos pensados y discutidos por Blanchot. Asimismo, Lucas Dupin crea sus desvíos, crea disparidades con otro de sus libros, ahora el Livro-coral, de 2009. El artista inscribe la forma libro en la materia, tomada varias veces por un accidente natural.


Lucas Dupin. Onde dormem as palavras, 2010.

El la intervención Onde dormem as palavras, de 2010, Dupin apunta hacia una escritura que se mueve en la imagen, o sea, al acto de modificar un objeto que invita, por la vía de Maurice Blanchot en A parte do fogo, a hacer del escritor un esteta, siendo éste un investigador de palabras y de imágenes. Onde dormem as palavras, de 2010, es una intervención en la que los muebles pensados para el sueño se transforman en una imagen de sueño. Si los vocablos cama y grama (cama y césped) en portugués poseen alguna consonancia, la imagen que presenta el detalle de la intervención mantiene estas palabras insomnes, pues antes o después de la condición de palabra, cama y grama chocan en la imagen. Es una imagen diurna del dormir, de la espera que se convierte en césped en crecimiento. La tierra, que no ocupa el lugar de un “colchón metafísico”, se aproxima a la madera de la cama y ésta crea una semejanza cromática con su breve entorno, o sea, con la mata de color tierra. Sin duda la imagen no asume el compromiso de ser apenas un registro de la acción, sino algo que trae lo pictórico a lo fotográfico.

Las rayas y las manchas no abandonan la mirada esquemática del dibujo. El trazo aparece más preciso en otra imagen de Onde dormem as palavras (ahora en posición vertical), en la que se ven los trazos de una lluvia de verano. En El espacio literario, Blanchot afirma que “dormir es acción clara que nos promete al día.”[3] Se trata de una acción clara y nocturna que nos hace preguntar con el título de Lucas Dupin, “las palabras duermen?”. La acción y las imágenes de Dupin no responden, pero constituyen una acción clara y nocturna del dormir: en la secuencia, el propio artista insiste en ocupar ese lugar, durmiendo sobre el césped cama, volviendo a la perspectiva de sueño en Blanchot: “el sueño es lo semejante que remite eternamente a lo semejante”[4]

Del sueño al imaginario ibérico presente en la cuestión de la navegación, se toma una acción de Lucas Dupin titulada Pequenas navegações, de 2008. Más precisamente, una imagen de esta acción, que consiste en un pequeño barco de papel que flota sobre la saliva, dentro de la boca del artista. Esta imagen nos puede anticipar, incluso, la elección del verso de Jorge de Lima para la 29ª Bienal de São Paulo, realizada en 2010: “Há sempre um copo de mar para um homem navegar” (Siempre hay un golpe de mar para que un hombre navegue). Sin embargo, la cuestión no está en realidad en la anticipación, sino en la propia presencia del cuerpo, del agua que el artista produce (la saliva). Como una especie de mar, retoma la fina capa de siglos de imaginario de las grandes navegaciones. La imagen del barco de papel en la saliva puede ser capaz de operar una síntesis histórica entre el poeta portugués Fernando Pessoa y el brasileño Jorge de Lima. El “Navegar é preciso” (Navegar es preciso) de Pessoa es, por su parte, la máxima latina romana atribuida a un general llamado Pompeu: Navigare necesse, vivere non est necesse. De esta pequeña historia de la navegación, en términos de poesía, no se puede despreciar la experiencia sacada del viajante que vuelve viciado, empobrecido y sin esperanza, contenido en el poema Opiário, de Álvaro de Campos. Un verdadero “mecanismo de desastres” que no deja de reconfigurarse, sea en el poema de este heterónimo de Fernando Pessoa, sea en la escritura de Maurice Blanchot o en las Pequenas navegações de Lucas Dupin.


Lucas Dupin. Pequenas navegações, 2010.

De las Pequenas navegações a los Paisagens de bolso, de 2010 – pequeños libros con pólvora, pastel y tinta vinílica – no hay apenas desplazamiento de la escala del paisaje, pero sí un diálogo intenso con el dibujo, presente en todos sus libros, páginas, acciones y carpetas. Tales paisajes no se alejan de Onde dormem as palavras o de Jardins para Andreia, de 2009. En este último, una estante de libros también es un “paisaje de bolsillo” y un intento de hacer como que las palabras duermen. Cubiertas por pigmento y pólvora en el libro abierto, las palabras siguen en el proceso de escritura continua; con Blanchot, en estado de conversación infinita, incluso ante el desastre; con Lacan, ante lo real como una escritura que no cesa, donde lo real también es un encuentro propicio al fracaso; o con Dupin, una biblioteca que intenta hacer inviable la legibilidad del libro, pero que crea un estado de vigilia de las palabras.


[1] BLANCHOT, Maurice. O espaço literário. Rio de Janeiro: Rocco, 2011. p.7.

[3] BLANCHOT, Maurice. O espaço literário. Rio de Janeiro: Rocco, 2011. p. 289.

[4] Ibdem, p.294