Furia y violencia / Dialogo y utopía: Las dos caras del encuentro con el Otro | HERMAN BASHIRON

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En su última publicación Arjun Appadurai, estudioso indio afincado en Estados Unidos desde más de tres décadas y sin duda uno de los más interesantes antropólogos contemporáneos, concentra sus análisis sobre el concepto de violencia colectiva y sobre la dicotomía minorías/mayorías en relación a los múltiples efectos de la globalización.

El rechazo de las minorías, recién publicado en castellano (septiembre de 2007) por el editorial Tusquets, es la segunda entrega, como el mismo Appadurai comenta en el prologo, de un proyecto a largo plazo sobre las dinámicas del mundo de la globalización cuya primera parte culminó en la publicación del libro titulado La modernidad desbordada: dimensiones culturales de la globalización (1996).

En esta segunda etapa de estudio el antropólogo indio descubre la cara obscura que subyace en todas las relaciones de poderes, en todas las relaciones sociales y culturales.

Es interesante y al mismo tiempo imprescindible para hacer un análisis más profunda de los múltiples fenómenos propios de la era de la globalización, observar como en los procesos de la Interculturalidad y de la Interreligiosidad no existen exclusivamente momentos de encuentros, sino también momentos de choques que pueden llevar a la explosión de episodios de violencia extrema y aterradora.

Descubrimos así una geografía de la furia que no tiene fronteras y que provoca y difunde una fuerte sensación de incertidumbre. Una incertidumbre que puede ser todavía más intensa a causa de los imparables flujos de riquezas, dinero, seres humanos, tecnologías, imágenes e ideas provocados por diferentes aspectos de la globalización como la apertura de los mercados y el desarrollo tecnológico de la comunicación y de los transportes a nivel planetario.

Si bien en muchos casos la globalización ha acercado culturas y pueblos una vez lejanos y nos ha permitido conocer al “otro” de una forma más sencilla y rápida; en otros casos ha provocado y sigue provocando la trinchera del “nosotros” frente a “ellos”.

Como explica Appadurai: “La certeza de que pueblos diferentes y singulares han tenido origen en determinados territorios nacionales – y que los controlan – ha sido decisivamente desestabilizada por la fluida circulación a escala global de riquezas, armas, personas e imágenes (…). Dicho en pocas palabras, es probable que a lo largo de toda la historia del hombre, allí donde las líneas entre «nosotros» y «ellos» han estado desdibujadas en los límites y han sido poco claras en amplios espacios y grandes grupos, la globalización exacerbe tales incertidumbres y produzca incentivos nuevos para la purificación cultural a medida que más naciones pierden la ilusión de la soberanía económica nacional y del bienestar” (Arjun Appadurai 2007: 20).

En sus análisis sobre las razones o las condiciones a través de las que brota la violencia, Appadurai distingue diferentes elementos entre los que aparece lo que define como la angustia de lo incompleto, y que afecta de manera particular la relación entre mayoría y minoría. “Ese análisis me ha permitido observar que el vuelco hacia el nacionalismo étnico e incluso hacia el etnocidio en algunos sistemas políticos democráticos se explica en buena parte por la extraña reciprocidad intrínseca de las categorías de «mayoría» y «minoría» en el pensamiento social liberal, la cual genera lo que he denominado angustia de lo incompleto. Las mayorías numéricas pueden convertirse en predatorias y etnocidas de los números pequeños precisamente cuando algunas minorías recuerdan a las mayorías la pequeña brecha que media entre su condición de mayorías y el horizonte de un todo nacional impoluto, de una etnia nacional pura y sin tacha” (Ibidem: 22).

Para poner un ejemplo de esa angustia de lo incompleto Appadurai se remite en concreto al conflicto entre hindúes y musulmanes en la India y describe como estos últimos han padecido verdaderos pogromos por parte de la mayoría hindú y como han además padecido una muy mala propaganda, a nivel local y global, a causa del efecto post 11 de septiembre.

El trabajo desarrollado por el profesor Appadurai aporta sin duda numerosos puntos de vista nuevos y originales; uno de estos es la definición de dos tipos de sistema uno opuesto al otro: el sistema celular y el sistema vertebrado. La oposición, derivada de la biología, enfrenta formas celulares y formas vertebradas y, como todas las analogías, no trata de ser completa o perfecta. El sistema moderno de los estados-nación es el caso más ostensible de una estructura vertebrada” (Ibidem: 41). A la estructura del estado-nación se opone el sistema celular, que se podría definir como transnacional, de una forma fluida, parecida a la de la red y que se caracteriza por lo que Appadurai denomina “dislocaciones” entre distintos tipos de flujos.

Los múltiples aspectos de la era de la globalización son la base del estudio de Appadurai y a lo largo de su último texto se intenta demostrar el vínculo entre la globalización y la violencia y explicar el papel que juegan las minorías en el mundo contemporáneo.

Según Appadurai: “Las fronteras financieras fáciles de franquear, las identidades móviles y la celeridad de las tecnologías de comunicaciones y transacciones generan controversias, dentro y más allá de los limites de las naciones, que contienen nuevas posibilidades para la violencia” (Ibidem: 54). Una violencia que cada vez más escoge como blanco a las minorías que, como explica el antropólogo: “son metáforas y recordatorios de la traición al proyecto nacional clásico. Y es esta traición (arraigada realmente en el fracaso del Estado-nación la hora de honrar su promesa de ser el garante de la soberanía nacional) la que alienta el impulso extendido por todo el mundo de expulsar o eliminar a las minorías” (Ibidem: 61). Esa voluntad de eliminar al “otro”, a la minoría que no permite la realización de pureza que persiguen algunos grupos, es lo que lleva a la creación de las que Appadurai denomina identidades predatorias: identidades, casi siempre mayoritarias, que necesitan otra colectividad a la que combatir para defender su supuesta supervivencia y definirse como “nosotros”.

La lógica de la contraposición entre diferentes sigue siendo importante: “el primer paso para aproximarse a la cuestión de por qué en tantos escenarios de nacionalismo étnico se teme a los débiles consiste en retornar a la distinción «nosotros/ellos» de la teoría sociológica elemental. Según esta teoría, la creación de los otros como colectivo, o de un ellos, es un requisito que, mediante la dinámica de la construcción de estereotipos y del contraste de identidad, contribuye a colocar los límites y a demarcar la dinámica del «nosotros» (Ibidem: 68).

A través del análisis del profesor Appadurai entendemos entonces que son muchos los factores que llevan al uso de la violencia, que sobre las mayorías actúa lo que se ha definido como angustia de lo incompleto, y el miedo de convertirse en minoría; que la globalización, a través de sus múltiples flujos, desdibujando las identidades y creando hibridaciones, también genera conflictos, incertidumbre y nuevas formas de violencia.

Las tensiones que dibujan la geografía de la furia son numerosas y Appadurai trata de definir un cuadro cuanto más completo de las razones que llevan el ser humano al conflicto; Appadurai busca una profundización del tema, intenta individuar las formas y los detalles que generan el odio, sin caer en la banalización y en la simplificación, proporciona varios ejemplos cotidianos de incertidumbre e inseguridad social y económica que todos los seres humanos tenemos y se pregunta de forma casi irónica: “¿Quién necesita a las madrasas para generar odio?” (Ibidem: 155).

Al mismo tiempo rechaza también las famosas teorías de Samuel Huntington sobre el choque de civilizaciones: “El punto incorrecto, incluso fatalmente incorrecto, es su imagen de las propias civilizaciones, concebidas en parte en sentido racial, en parte en sentido geográfico, en parte según la filiación religiosa y en general como bastiones físicos de la cultura. Esto es primordialismo con una base macrogeográfica. Ignora la magnitud de la interacción global entre las zonas de cada civilización, borra los diálogos y debates dentro de las regiones geográficas y elimina solapamientos e hibridaciones. En pocas palabras, vacía de historia la cultura y deja tan sólo la geografía (Ibidem: 143).

Arjun Appadurai, después de un largo trayecto a través del desarrollo de las varias formas de violencia, después de analizar el sistema vertebrado del Estado-nación, la relación “minoría/mayoría”, la relación “nosotros/ellos” y después de habernos enseñado la cara obscura de la política celular, o sea el terrorismo, termina su estudio con una nota positiva dedicada a lo que define como “globalización de las bases”.

En el ultimo capitulo del libro explica: “La globalización celular tiene efectivamente una cara más utópica. La cara más feliz es lo que a veces se ha denominado sociedad civil internacional, esas redes de activistas preocupados por los derechos de los indígenas, la ayuda de emergencia, la justicia ecológica, la igualdad de género y otros objetivos fundamentalmente humanistas” (Ibidem: 162) y finalmente concluye: “Es necesario seguir estos movimientos de cerca, pues la crisis futura del Estado-nación podría encontrarse no en el sombrío carácter celular del terror, sino en el utópico carácter celular de estas nuevas formas organizativas transnacionales. Éstas constituyen un recurso vital que podría contrarrestar la tendencia al etnocidio y al ideocidio que se registra a escala mundial, y también constituyen la respuesta, aunque incipiente, confusa y tentativa, a la tensa relación entre paz y equidad en el mundo que habitamos” (Ibidem: 169).

Todas las disciplinas de estudio que se comprometen a interpretar las diferentes facetas del mundo contemporáneo, incluida la historia del arte, necesitan entonces tomar en consideración esa doble cara: la obscura, protagonizada por la violencia, que se manifiesta en la relación entre grupos distintos, entre minorías y mayorías; y la utópica, que a través de redes transnacionales puede propiciar el encuentro, el dialogo, la Interculturalidad.

Bibliografía

Appadurai, Arjun – El rechazo de las minorías. Ensayo sobre la geografía de la furia. Tusquets Editores. Barcelona, 2007.